Llega Pedro Aznar con su nuevo show. “sé que se van a entusiasmar con las que les vamos a mostrar”, dice el ex Seru Giran a Escenario, sobre el recital que dará esta noche, a las 21.30, en El Círculo ( Laprida y Mendoza). El bajista y cantante estará acompañado por Alejandro Oliva en percusión, Julian Semprini en batería, Coqui Rodriguez en guitarras y Tomás Fares en teclados.
—¿Cada show tuyo es un reencuentro con la música popular argentina libre de géneros y rótulos?
—Me gustaría mucho pensar que la gente lo siente así. Sería un gran halago. Mi intención es hacer una música que tenga en cuenta nuestra historia musical y la ponga en diálogo con las nuevas tendencias mundiales. Si algo de eso se transmite, me alegra enormemente. Al mismo tiempo, debo resaltar que no le temo a los géneros, y que, más aún, creo que es necesario estudiarlos en profundidad, conocer sus orígenes y respetar su esencia. Sólo así se puede hacer una música “mestiza” que no sea un pastiche sin ton ni son.
—¿El rock sigue siendo el ADN de tu línea expresiva y compositiva, o es un eslabón más dentro de tu abanico interpretativo?
—El rock fue la música que me hizo querer ser músico fervientemente. Toda la vida perseguí esa electricidad contagiosa, esa sonoridad potente y rica, ese entusiasmo, sensualidad y provocación imparables. A partir de mi adolescencia fui descubriendo que esas mismas virtudes aparecían en otras músicas, desde otros ángulos, pero con la misma fuerza. Están en el tango de Troilo, Salgán y Piazzolla, en el folclore del Cuchi y Atahualpa, en el flamenco de Paco de Lucía y Camarón de la Isla, en el fado, en las bagualas de la Puna, en Bach, Mozart, Chopin, Wagner y Stravinsky... Recuerdo que cuando escuché por primera vez en vivo la sinfonía “Los planetas” de Holst, exclamé “¡esto es rock!”, para sorpresa y desconcierto de la concurrencia (risas).
—¿Podés contar cómo será tu próximo disco de estudio y si girará sobre alguna idea conceptual como muchos de tus trabajos?
—Todavía estoy descubriendo la música que va queriendo salir. Soy muy respetuoso de lo que nace, creo que las canciones tienen una suerte de alma propia, que, cuando se convierten en una docena de relatos, al conformar un disco, ellas mismas te dicen qué están narrando o por dónde anda tu mundo interior. Estoy en el principio de ese proceso, así que no podría precisarlo demasiado, todavía. En unos meses más me voy a enterar, yo mismo, de lo que tengo necesidad de expresar. Escribir canciones tiene esa magia especial, te informa de cosas muy profundas, que tu consciente todavía no alcanzó a ver. Pero sé que se van a entusiasmar con las que les vamos a mostrar en Rosario. En los conciertos que ya hicimos de esta nueva gira recibimos muy lindos comentarios sobre la música nueva.