Spoiler alert: la película “El Método Tangalanga” no intenta desentrañar el mito, ni mucho menos saber de dónde salían los chistes y las ocurrencias del Doctor Tangalanga. Es antes que nada una historia sobre la amistad, el amor y el humor, condimento especial en ambas relaciones. La función especial de preestreno con la presencia de Luis Rubio, se realizará hoy, a las 20, en el cine Hoyts. El estreno en las salas rosarinas está previsto para este jueves.
El filme pasó por el Festival de Cine de Mar del Plata con muy buenas críticas, con un elenco que la hace aún más imperdible: Martín Piroyansky, Julieta Zylberberg, Alan Sabbagh, Rafael Ferro, la participación especial de Luis Machín y Luis Rubio, y la actuación estelar de Silvio Soldán.
El Método Tangalanga | Tráiler Oficial | Star Distribution
Pero, ¿quién era Tangalanga? Cuenta la leyenda que Julio Victorio de Rissio hizo un par de llamados telefónicos a un veterinario por el sólo hecho de burlarse de este y para animar a su amigo internado tras una delicada operación. Lo que no imaginaba Julio es que las bromas telefónicas iban a ser liberadoras para él, ni mucho menos que se iba a convertir en un personaje de culto del humor nacional.
Los chistes incómodos y los llamados telefónicos del Doctor Tangalanga fueron furor entre los años sesenta y los ochenta, cuando circulaban casetes grabados con sus miles de bromas telefónicas. Mecánicos, veterinarios, acomodadores de salas de cine, Djs, peluqueros y hasta el ex presidente Fernando De la Rúa cayeron en los llamados incómodos del Doctor. Cultivó fans como Luis Alberto Spinetta, quien escuchaba sus bromas en casetes grabados por él mismo.
65232323.jpg
“Todos los que nos dedicamos al humor hemos sido en un comienzo fanas o espectadores de Tangalanga", dijo Luis Rubio.
Julio de Rissio falleció en diciembre de 2013, dejando miles de “Víctimas del Doctor Tangalanga”, grabaciones y apariciones en televisión, con su característica gorrita, lentes y bigotes postizos.
El preestreno de hoy tiene algo de la historia real de Tangalanga, pero mucho más de ficción para hablar de la amistad, del amor y del humor. Y también algo especial para los rosarinos, porque cuenta con las participaciones de Luis Machín, Juan Nemirovsky y Luis Rubio en papeles clave.
“Raúl es un personaje muy lindo, es un enfermero, y esa fue la información que recibí cuando me convocaron para hacerlo. Tiene que ver con un momento importante de la trama, es muy cálido, es muy compinche con los dos amigos. Surge durante la internación de Sixto una especie de amistad y que en algún punto es como quien pide más de las bromas de Jorge. Los disfruta, es un fan, un espectador de lujo que participa en ese armado del Doctor Tangalanga, y va demandado más y más llamadas”, dijo Luis Rubio a La Capital.
78883386.jpeg
Piroyansky (derecha) junto al actor rosarino Luis Machín y Alan Sabbagh.
En la ficción, Martín Piroyansky es el joven Jorge Rizzi, un tímido empleado corporativo que no puede expresarse ni hablar el público. Sin embargo, su vida da un giro cuando participa de una sesión de hipnosis que lo libera de sus inhibiciones del pasado, bajo el influjo de un Silvio Soldán mágico.
Esta experiencia saca a la luz a su álter ego desenfrenado y seductor: el Doctor Tangalanga. Al principio, usa sus nuevos poderes y bromas para animar a Sixto (Alan Sabbagh), un amigo convaleciente internado en un sanatorio, y conquistar por teléfono a Clara (Julieta Zylberberg), la recepcionista del lugar. Ayudado por Raúl, el enfermero de Sixto, Jorge se anima a mostrar en público al Doctor Tangalanga, cumpliendo los deseos de su amigo de acompañarlo en su enfermedad a través del humor.
“Fue muy lindo trabajar con este equipo”, continúa Rubio. “No los conocía, no había trabajado con ninguno de ellos. Así que todo tiene ese sabor de lo nuevo y lo disfruto mucho. Uno va sumando recorrido en esta industria, así que estoy feliz de poder estar allí con grande actores y actrices. Es más, la primera vez que nos vimos con Piro (Martín Piroyansky), fue en un viaje en remis. Fue una previa interesante, cambiamos figuritas, nos conocimos un poco y al toque nos cambiamos, nos lookeamos y grabamos la escena. Justo era una escena muy especial, porque es algo emotivo y es una de las últimas escenas, mi última escena de la película”, recordó.
Para el actor rosarino, conocido por su personaje de Eber Ludueña, el Doctor Tangalanga fue el primer viral de la historia. “A fines de los años ochenta era muy común la circulación de ese casete con las bromas grabadas de manera casera, fue el primer viral de la historia. Unos amigos que trabajaban en el staff de Spinetta me contaban, y en los micros que me ha tocado subirme alguna vez para llevar equipos en algún momento en mi juventud, se escuchaba Tangalanga. Así que allí lo conocí y era muy comentado”, señaló el actor.
78883382.jpeg
Rubio (derecha) encarna a un enfermero, central en la trama.
“Todo el mundo sabía de su existencia y de los mitos que rodeaban su verdadera persona, su identidad, era una leyenda urbana”, dijo Rubio, y añadió: “La película lo toca muy bien, lo trata con mucho cariño y mucho respeto, y evita cualquier tipo de grieta o de análisis anacrónico, después de tantos años de cómo sería interpretado su humor hoy. Eso lo sortea con mucha habilidad la peli”, contó el comediante sobre el filme dirigido por Mateo Bendesky.
“Todos los que nos dedicamos al humor hemos sido en un comienzo fanas o espectadores de Tangalanga y de este tipo de contenidos. Yo como rosarino y simpatizante del fútbol, estoy obligado a citar a Fontanarrosa o Les Luthiers, pero siempre me han gustado cosas de El Chavo, Alf o Benny Hill, tengo un montón de referentes”, agregó el actor, quien lleva adelante por Net.tv sus entrevistas en el micro “Pares de Comedia”.
Para humorista al que Eber Ludueña siempre mantiene activo, no hay fórmulas para hacer comedia. El humor es indescifrable. “Sin falsa modestia, hacer humor es difícil, es como que uno tiene cierta aptitud y se ha dedicado toda la vida, pero es una mezcla de oficios y trucos. Entiendo que no sea un oficio sencillo. Al principio, para mí el humor fue una herramienta para trasmitir algo incómodo. Ya después de tres décadas es un modo de vida”.