"Banderas en tu corazón/¡yo quiero verlas!/ondeando, luzca el sol o no". Con ese
espíritu festivo, el mismo que reza el tema ricotero "Juguetes perdidos", irán miles de pibes de
todo el país a un ritual rockero muy esperado. Hoy, a partir de las 21, el Indio Solari y los
Fundamentalistas del Aire Acondicionado se presentan en el Hipódromo de Tandil. Se esperan unas 60
mil almas como mínimo, y los organizadores intuyen que puede ser el show más convocante de su
carrera. Larga vida al rock redondo.
Más de dos años pasaron del último show del Indio en Tandil. Fue un 5 de julio
de 2008 y la ciudad quedó convertida en un Woodstock de pago chico. El rito es igual o mayor en
esta oportunidad. Solamente desde Rosario salieron a primeras horas de esta madrugada decenas de
colectivos desde la Plaza Libertad (Mitre y Cerrito), y la movida será similar en Córdoba, La
Plata, y mayor en Buenos Aires.
La previa de este concierto es impactante. Cientos de técnicos trabajarán en el
armado de la escenografía, con una puesta que nada tiene que envidiarle a cualquier show
internacional. El organizador del show, Marcos Peucovich, destacó que el sonido duplicará al del
recital realizado hace dos años y agregó que el escenario natural es considerado "inigualable".
“La gente se enganchó, especialmente muchos que no venían a ver al
Indio”, indicó el promotor, quien destacó que el lugar es inmejorable. El Hipódromo de Tandil
no tiene barrancas ni tribunas, es todo césped, un bálsamo para los fans del género.
Se estima que habrá entre 57 y 60 mil personas en el show, que es un 30 por
ciento más de la cantidad que concurrió en 2008. “Es la mitad de la gente que vive en
Tandil”, comparó Peucovich.
El Indio Solari, que estrenará un sonido más potente, y con una puesta
escenográfica con proyectores de alta definición, tocará temas de sus dos discos como solista,
“El tesoro de los inocentes” (2004) y “Porco Rex” (2007), y adelantará
canciones de su próximo material, a editarse a fines de noviembre o principios de diciembre. Claro
está, no faltarán los clásicos ricoteros, esos que erizan la piel, como “Ji Ji Ji”,
“Ñam Fri Frufi Fali Fru”, “Me matan limón”, “Mariposa Pontiac”
y “Juguetes perdidos”, entre otros.
El Indio vuelve, con su halo místico y su filosofía rockera, con esa mezcla de
personaje oculto tras sus gafas oscuras, pelada brillante y camisas coloridas. Y los pibes, en una
suerte de ritual, irán por el pogo más grande del mundo.