El destino de los artistas y sus canciones es más azarozo que la vida misma. Y eso le pasó a Luis Miguel y a Armando Manzanero por obra y gracia de su majestad: el bolero. Luismi venía a fines de los 90 en su plan “más de lo mismo” con su pop sensual de “Ahora te puedes marchar” y “Cuando calienta el sol”. Mucho grito, mucho baile, pero Luismi estaba en una meseta artística y parecía que no despegaba. En tanto, Armando Manzanero no grababa demasiado, era considerado un bronce del género pero allá a lo lejos, todo bien con “Somos novios”, pero el disco salió en 1968 y ya estábamos a una década del fin de siglo, otros tiempos, otra generación, otras modas. De pronto, un 19 de noviembre de 1991 se edita “Romance” y Luis Miguel patea el tablero. Ese disco, coproducido por Luis Miguel, Bebu Silvetti y Armando Manzanero no sólo reinventó a Luismi, que saltó de las camisas abiertas y los pelos al viento a los trajes blancos y la gomina, sino que hasta trajo aquel bolero memorable al centro de la escena y resignificó al gran Armando. Ese disco tenía “Te extraño” y “No sé tú”, que aún siguen integrando el repertorio de Luismi, pero sirvió para que muchos jóvenes descubran al Manzanero eterno de “Contigo aprendí”, “Voy a apagar la luz”, “Por debajo de la mesa” y, quizá, una de las más bellas canciones románticas en español de todos los tiempos: “Esta tarde vi llover”. Aquel “Romance” de Luismi reflotó el romance por Manzanero. Y el bolero sigue enamorando.