Corría el año 1999 cuando "Abrecaminos" salía a la luz definiendo la llegada de un nuevo sonido y estética a la escena cultural del rock argentino. Se trataba del quinto disco de El Otro Yo, la banda que seducía con su punkrock independiente y su modalidad de la autogestión enfrentando los condicionamientos del mercado. La libertad reflejada en la edición del disco generó el nacimiento del público alternativo punk de los 90 y que El Otro Yo (EOY) desde su esencia artística supo conquistar hasta las almas mas rebeldes.
Hoy, al cumplirse quince años del lanzamiento de "Abrecaminos", el grupo se sube al escenario del teatro Vorterix, hoy a las 22, para celebrar clásicos como "La música", "No me importa morir" y "10.000.000". Pero antes de revivir la época dorada del punk nacional, Cristian Aldana, que lidera el grupo junto a su hermana María Fernanda, dialogó con Escenario sobre el aniversario de "Abrecaminos", aseguró que son sobrevivientes de los 27 años, edad en la que muchos músicos terminan muertos y que "está buenísimo seguir existiendo". Además, quien es el presidente de la Unión de Músicos Independientes, destacó que "la banda es un refugio para los jóvenes que se sienten perdidos" y que viven la música como una misión social.
—"Abrecaminos" un disco que cuenta la historia de una generación y que marca el quiebre entre la adolescencia y la era de luz del grupo. ¿Qué significa este disco para ustedes?
—Es un disco muy importante para nosotros porque fue con el que llegamos al estadio de Obras por primera vez, hicimos las primeras giras largas por Estados Unidos y nos abrió las puertas de Latinoamérica. Además se editó en Estados Unidos, México, Perú y Uruguay. Por eso vamos a hacer la gira por todos los países limítrofes. Ya estuvimos en Chile y después de Rosario nos vamos a tocar a Uruguay. Con "Abrecaminos" llegamos a lograr el sello claro de EOY a nivel de personalidad musical. Y con un audio mucho mejor del que veníamos manejando que era mucho más lowfi. Pudimos mejorar nuestro estudio y grabamos el disco en 16 canales. Y en ese disco se sumó Ezequiel Araujo a tocar con nosotros. Fue una definición del grupo, se generó un clásico dentro de la historia de EOY.
—¿Cómo va a ser el show en Rosario?
—Cuando cumplimos 25 años con EOY decidimos que cada show sea distinto y especial. Festejamos los 10 años de "Colmena", después los 20 de "Traka Traka" y esta vez festejamos los 15 de "Abrecaminos". En el show vamos a tocar todo el disco completo en el mismo orden. A la gente le está gustando mucho. Fue todo un desafío sacar canciones que hacía mucho que no tocábamos en vivo. Logramos un audio muy actual y muy bueno para disfrutar en vivo. "Abrecaminos" es muy actual y por eso está buenísimo festejarlo.
—"No me importa morir", "La música" o "10.000.000" son canciones que vienen generando pogo desde hace 15 años, que quedaron el inconsciente y son el soundtrack de toda una generación. La música con su vibración atraviesa mucho más de lo que imaginamos, ¿no?
—Tocar en vivo lo vivo como una misión social. El hecho de estar en contacto con la gente hace que se acerquen y te cuenten cosas. En uno de los últimos shows en San Juan se acercó un chico y me dijo que cuando salió "Abrecaminos" él estaba re mal porque había fallecido su madre y que se quería matar, pero que gracias al disco está vivo. "Tu disco me salvó la vida", me dijo. Me abrazó y me agradeció con el alma. Cuando alguien te dice eso, pensás: "Wow qué poder que tiene la música". Esto me emociona y me hace sentir que lo hacemos es una misión social que consiste en llegar a cada ciudad y a los pibes rebeldes, a los incomprendidos, a los que no les gusta el boliche de moda, los mismos que fuimos nosotros de adolescentes. Lo bueno de todo esto, es que "Abrecaminos" no se ve como un disco antiguo, sino que sus letras y su audio siguen siendo actuales. Nos vienen a ver los pibes que venían en esa época, que algunos ya tienen hijos, y los pibes nuevos que se enganchan ahora con el grupo.
—¿Qué cambió desde 1999 hasta hoy? ¿Mantenés la rebeldía intacta de esa época? ¿Te cambió la paternidad?
—A medida que fueron pasando los años nos han visto crecer. Una cosa era cuando grabamos "Los hijos del Alien" por el 91, que éramos adolescentes y cantábamos "La tetona" o "Sexo en el elevador". Cada disco fue una fotografía de cada momento. Creo que somos sobrevivientes de los 27 años. Uno elige la música porque sentís que te salva la vida y a nosotros nos salvó. Superamos la barrera de los 27 años, donde muchos músicos terminan muertos. En las letras tiramos una devolución espiritual y sensaciones que tenemos con respecto a la vida que nos ayudan a nosotros, y las compartimos con el público en las canciones. Los chicos se preocupan por entender lo que quiere decir el artista y lo agradecen. Vivimos de la música y lo sentimos como una misión social. La banda genera un refugio para los jóvenes que se sienten perdidos, como nos pasaba a nosotros en la adolescencia. Está buenísimo seguir existiendo porque hay un motivo claro. Pasaron casi 27 años de estar tocando con Maria Fernanda, y adquiere un montón de sentido cuando lo mirás desde ese lugar.
—Siempre compartieron escenario con bandas de la escena dark como Pixies, Smashing Pumpkins, Marilyn Manson, Nick Cave and the Bad Seeds y el año pasado con Placebo. Tienen esa dualidad de dar mensajes super amorosos y al mismo tiempo, ser salvajes en sus letras y en su vestimenta. ¿Se consideran una banda dark o una banda de luz?
—A nivel artístico hay una luz universal que nos llega a todos por igual. Justamente Brian Molko, el cantante de Placebo, es Hare Krishna y actualmente hay muchas bandas que están con el tema de la revolución de la cuchara, del vegetarianismo. Hay luchas mundiales que ya no tienen que ver con el reviente sino con poner un granito de arena para que el mundo sea mejor. Y nosotros estamos en ese camino. Cada acción que llevamos a cabo tiene que ver con señalar el camino del artista libre y eso nos hace bien porque hay músicos con mucho talento que necesitan ese camino de luz para poder expresarse y generar un bien a la humanidad desde la música.
—Tu rol de presidente de la Unión de Músicos Independientes te permite ayudar a los artistas a expresar su arte libremente...
—Sí, y además vivo la independencia desde el grupo. La independencia y la autogestión genera en mí una pasión interminable para avanzar. La libertad te permite soñar y llevar adelante cosas que para algunos músicos es impensado.