Tres personajes, un obrero argentino, otro peruano y su jefe, son los protagonistas de “Sudado”, una creación colectiva de los actores porteños Facundo Aquino, Julián Cabrera y Facundo Livio Mejías, que se presenta en una única función hoy, a las 20, en el CEC (Paseo de las Artes y el río). Bajo la dirección de Jorge Eiro, esta comedia dramática narra unas horas en la vida del grupo en las que se ponen en crisis las relaciones de poder, laborales y humanas, según adelantó el director.
“El material cuenta una historia muy chiquita que es el encuentro entre dos obreros y el hijo del patrón, que murió hace un tiempo. El hijo se hace cargo del negocio y así aparecen las luchas de poder y genera mucha tensión en el material a nivel escénico mientras realizan la remodelación de un restaurante peruano”, contó Eiro.
La propuesta es el resultado de una creación colectiva en la cual comenzaron a trabajar en 2010. “La idea era abordar el cruce de lo que tiene que ver con el mundo de los obreros de la construcción y la realidad del inmigrante que viene a laburar a Argentina con la improvisación empezó a surgir con la obra dentro de un restaurante peruano. Es el cruce de los obreros de la construcción y la realidad del inmigrante que viene a laburar a Argentina”.
“Lo importante es que todo esto fue interpelado a partir de la actuación”, aseguró el director y contó que la obra demandó un largo proceso de investigación que incluyó reuniones con miembros de la Embajada de Perú, propietarios de restaurentes peruanos, así como el hecho de que uno de los autores trabaja en una constructora. “Buena parte del material y los temas abordados tienen un trabajo de campo bastante grande pero principalmente esto es encarado a partir de la propuesta escénica”.
Según contó el director la idea de trabajar sobre ese recorte de la realidad surgió a partir de su propia experiencia. “Yo me crié en un barrio repleto de trabajadores de la construcción y muchos inmigrantes, que es Flores. Tenía ganas de trabajar con algo de ese tema y a partir de lo que fuimos generando con los chicos coincidimos un día en lo que tiene que ver con lo peruano, por decirlo así”.
“Un actor se había ido, entró otro a reemplazarlo y empezó a probar hacer un peruano y se empezó a verlo por esa línea. También en paralelo empezamos a juntarnos con muchos peruanos que nos empezaron a contar todo lo que tiene que ver con la dificultad de trabajar acá. Lógicamente también tomándolo muy con pinzas porque nos dábamos cuenta del riesgo que era ponernos panfletarios, o en una especie de denuncia política que no nos interesaba”.
Sin embargo, aclaró: “Sí tenemos una mirada política sobre el tema, pero nos interesa que esa mirada se dé desde lo artístico y no como un manifiesto político, sino como algo artístico político en sí mismo. En el trabajo se empezaron a omitir muchas cosas y a circular otras más en función de la actuación y de las miradas, de los gestos, permitiendo que el espectador completar sus biografías”.
Eiro explicó que también están presentes en el texto las ideas “del duelo, lo que era el otro jefe y lo que es su hijo; la herencia, los valores del trabajo y la amistad, la lealtad. Al fin de cuentas, al otro día, que es el día que no vemos, concluida la obra, sabemos que van a seguir juntos, pero fueron atravesados por esa tarde en la cual salieron a flote tanto las miserias como los sentimientos de derrota, los sueños, los anhelos individuales”.
—¿Se menciona la discriminación o a las cuestiones de clase?
—Sin dudas. Resuena algo de eso. Uno de los empleados es peruano y por eso mismo hay cosas que le son más difíciles.
—¿La sociedad argentina es discriminatoria a pesar de todos los esfuerzos por evitarla ?
—Está creciendo lo que tiene que ver con la igualdad, pero después en la práctica... En lo teórico o en lo legislativo se súper avanza, pero en la práctica uno se encuentra, cuando investiga un poco sobre el tema, que están los comentarios de los lectores de los diarios en los foros donde se ve una xenofobia enorme, como «por qué trabajan acá», «le vienen a quitar trabajo a los argentinos». Sigue existiendo en la gente esa discriminación. La obra no pretende erradicar nada; lo que pretende entre otras cosas es cuestionar eso, y deja sugeridas un montón de cosas para pensarse uno mismo.