No hay trampa ni cartón con Denzel Washington. En las distancias cortas, sin pantalla de por medio, desprende ese mismo magnetismo que cautivó a millones de espectadores cuando se metió en la piel de Malcom X y que ahora despliega en "El justiciero", el thriller de acción que hoy se estrena en Rosario, tras liderar la taquilla en Estados Unidos.
Washington da vida en esta película que inauguró hace casi un mes el Festival de San Sebastián a un hombre de apariencia corriente pero que en realidad puede ser una verdadera máquina de matar. Y es que ser lo que no aparenta, adueñarse de personajes hasta hacerlos únicos y conseguir transformarse en cada ocasión en alguien diferente es algo que se le da bien a este actor, que confiesa sin rubor que no ve nada de cine, de hecho, no ha pisado una sala en todo el año y, además, no le interesan las series de televisión.
"Nunca he sido un gran fan del cine", confiesa para estupor del grupo de periodistas que le están entrevistando. Lo único que ve en televisión son deportes, (el canal de noticias) CNN y canales temáticos de documentales de animales, agrega con una sonrisa tranquila.
Esta imagen sosegada encaja sólo con uno de los dos rostros que ofrece su personaje en "El justiciero": el del empleado modélico de unos grandes almacenes multirubro, que lleva una vida meticulosa y sin estridencias, que lucha contra el insomnio leyendo clásicos (como "Don Quijote de la Mancha") hasta que le dan una paliza a una prostituta rusa (Chloë Grace Moretz) con la que suele coincidir en un café. Su sentido de la justicia le hace retrotraerse a su oscuro pasado como agente de la CIA, una faceta que lo convierte en un asesino infalible con tan sólo un sacacorchos.
"A veces vamos al cine para escapar. Tal vez haya gente que vaya a ver la violencia, no lo sé, pero vamos para escapar, para alegrar a alguien o sentirnos bien", señala Washington.
El actor vuelve a trabajar en esta película a las órdenes de Antoine Fuqua, quien le hizo levantar su segundo Oscar en 2002 por encarnar a un policía tan despreciable como corrupto en "Día de entrenamiento".
A pesar de que la violencia se ha ido incorporando y transformando en parte del espectáculo cinematográfico, Washington no cree que tenga mayor trascendencia.
Cuando se le pregunta por el atractivo de las escenas cargadas de agresiones, señala lacónico: "Yo vi a James Cagney y crecí viendo películas de gánsteres pero no nunca salí a disparar a nadie".
Cuando echa la vista atrás, no recuerda cuando quiso ser actor, sólo que tomó clases y comenzó a actuar en el teatro y un agente le vio. Fue así, poco a poco, como se fue dando su carrera, primero en televisión y después ya sólo en cine hasta convertirse en uno de los actores que siempre ha figurado en la lista de astros de Hollywood más queridos.
El método. Alejado de los escándalos y reacio a dejarse ver en las páginas de la prensa del corazón, el actor negro asegura que no tiene método alguno para elegir los personajes. "Todo comienza con la búsqueda de intentar hacer cosas diferentes", comenta.
"No pienso en lo que he hecho. No vivo en el pasado. Me gusta hacer diferentes cosas. Hice una obra de teatro en Broadway, ahora sale esta película. El año que viene haré un western y luego produciré algo de televisión", agrega.
Pero Washington sabe que el mundo en el que se desenvuelve es una industria.
"Es difícil hacer determinadas películas en Hollywood. Los estudios se convierten en grandes corporaciones y tienen presiones para hacer dinero para los inversores y creo eso afecta al tipo de películas que eligen hacer, porque todos buscan el gran taquillazo y eso afecta probablemente a los actores", señala.
"Una de las películas más exitosas en las que he participado en los últimos años ha sido "El vuelo", que es una producción pequeña pero tuvo gran éxito. Creo que hay espacio para todo, pero ante todo la cuestión es que no hay muchos buenos guiones, ese es el gran problema. No es que haya buenos guiones que no se hacen porque prefieren hacer un blockbuster. Tal vez esta situación afecta sobre todo a los guionistas o lo que creen que tienen que escribir", explica.
"Si la gente lo pide y me encuentro con un buen guion, entonces lo consideraré. Pero no se trata de algo en lo que esté pensando en estos momentos", explica Washington sobre la posibilidad de una segunda parte de "El justiciero".
Hay muchas formas de actuar y muchos métodos para encarnar a un personaje y a lo largo de los años, Washington asegura que los ha probado todos. Ahora, cuando está a punto de cumplir con los 60 se queda con la máxima de Bruce Lee: "Toma lo que funciona".
El justiciero" seguramente no pasa por ser el mejor trabajo de Fuqua, sin embargo la interpretación de Washington mantiene al espectador enganchado. Y es que, como dice la cita inicial de Mark Twain en la película: "Los dos momentos más importantes de la vida son cuando naces y cuando te das cuenta de por qué has nacido". Washington sabe cuándo ha nacido y los muchos espectadores que se han rendido a su magnetismo saben para qué.