En su decimonovena edición, el festival vinculado al rock más destacado de Latinoamérica tuvo señales de nuevos rumbos en los protagonistas y contundentes presentaciones de artistas consagrados. En congruencia con los escenarios, el público habló con remeras, cánticos y vestimenta.
El año pasado nos animanos a vislumbrar que el futuro de Cosquín Rock estaba en las generaciones paralelas al universo del género, sobre todo, esas que se etiquetaron bajo el emblema Indie. Esta nueva edición tuvo en el día 1 un escenario exclusivo para aquellas bandas que dentro de esa etiqueta hoy convocan multitudes. También la renovación se dio en la carpa alternativa. Sin embargo, los clásicos a la par abdujeron fanáticos que celebraron un repertorio imbatible.
El diablo sabe por diablo: Si bien la edición actual de Cosquín Rock claramente sentencia una bisagra de época, el cierre de la primera noche fue con un apoteótico concierto de Las Pelotas. Una lista de temas con caminos diversos de su historia, tuvo momentos de canciones distraídas de la energía festivalera, otras que discuten el cancionero nacional, aquellas que cantan hasta las personas que no saben ni una, y un cierre con Superman Troglio (baterista de Sumo) memorable. El mismo día Skay Beilinson anexó a su banda a Richard Coleman. Un nombre propio, un sonido y condición que lejos de acoplarse suma su particularidad a un clásico que no falla. A su vez, fue irresistible el segundo día con clásicos de Attaque 77. Despertó un repertorio de canciones incorporadas al cancionero nacional. Un ejemplo es el canto masivo de Beatle. Andrés Ciro Martínez mostró lo mejor de ambos días. Cuando el Groove apodera su performance, es un artista muy interesante. La primera parte del concierto ratifica que su banda es muy buena, y la segunda, que su cancionero resiste el paso de tiempo y enamora multitudes.
En el sur: Babasónicos coronó el escenario sur en la primera jornada. Diego Tuñón (teclados) le confesó a La Capital que se reunieron con los organizadores y le plantearon que el festival necesitaba renovarse y organizar su grilla de otra manera. Hicieron caso a la recomendación y así fue que el record de ventas y asistencias se dio el primer día del 2019, con maravillosas presentaciones de Turf, Louta, El mató a un policía motorizado y Los Espíritus. Luego se abrió una fiesta electrónica coronada por Nick Warrem, dj inglés, que movilizó almas hasta que asomaba al sol.
Gorro, bandera y sol: el segundo día el escenario sur también fue temático sin oficialmente serlo. Nunca se vio tamaña desproporción en convocatoria de una punta a la otra. En el sur, las huestes seguidoras de la descendencia Callejeros, vibraron con el show de Ojos Locos, Los Gardelitos y La 25. Era materia de examen ver los músicos sobre el escenario, ante la inmensa cantidad de banderas presentes. Pato Fontanet con Don Osvaldo desgarró una energía contundente en el público. Alto porcentaje de asistentes al festival fueron atraídos por su poder imantado. Cantó con los gardeles y los 25. Y con su banda disparó consignas hasta desde la remera que rezaba 'por un argentina sin pasta base'.
Pañuelos verdes: miles de pibas llevaron sus pañuelos verdes en las muñecas, tobillos, y cubriendo sus cabeza cuando el sol agobiaba. Demostraron claramente su postura sobre que el aborto en Argentina tiene fuerte apoyo de género para que sea legal, seguro y gratuito. En sentido, las mujeres sobre el escenario lo hicieron saber, siendo muy contundentes las consignas de Eruca Sativa y Miss Bolivia.
Somos como somos: Los auténticos decadentes fue la única banda que tocó los dos días. Presentaron exclusivamente el reciente editado MTV unplugged en la noche de la carpa alternativa. Arrollaron corazones ávidos de baile, que corearon sus canciones a punto de la afonía universal.
Divino tesoro: la carpa naranja fue programada con exponentes del trap y del pop. En la segunda jornada Wos fue lo más destacado del género actual que seduce a unos y otras, y también buenas actuaciones de Victoria Bernardi y Dakillah.
Emanero demuestra una frescura y maduración paralela, propia de un artista que entiende lo que hace, lo disfruta y lo trabaja.
Superada las 23hs Indios invadió la zona y encantó a hordas de pibes y pibas que coparon el espacio y no pararon de cantar ni una de sus canciones. Por momentos el poder de seducción de Joaquín Vitola es terminante: viborea como Jagger, camina el espacio como Dárgelos y contamina el aire con el sexo de Federico Moura. Tremendo futuro depara en la banda rosarina que esta pronto a grabar nuevo disco. De nuestra ciudad, también fueron parte del festival Pvlso e Inercia, que hicieron gala de la buena cosecha en la escena local.
El cierre. La banda española Ska-p unió en su concierto bailes, nostalgia y reivindicación por las luchas sociales y el espíritu punk rock. El público argentino los extrañaba y tenerlos en Cosquín posibilitó que fans de todo el país disfruten su manifiesto. Y sin dudas divirtieron.