El documental de Guillermo Vilas puede interpretarse como la historia de una obsesión para alguien que no es muy aficionado al tenis o cree que el famoso deporte blanco es solo pegarle a una pelotita amarilla con una raqueta. Pero “Vilas, serás lo que debas ser o no serás nada” es, por sobre todo, la historia de una injusticia. No, aquí no hay muertes, ni asesinatos, ni nada a lo que se parezca a las tantas injusticias sociales con las que el mundo nos cachetea a diario, simplemente se trata de la arbitraria decisión de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) de no darle el título de número 1 del ranking mundial al tenista argentino, quien, al menos en 1977, ganó más torneos que Jimmy Connors y Björn Borg, sus eternos rivales, y se le negó ese merecido honor. Pero el documental de Matías Gueilburt, que además tiene el plus de que la banda sonora es del músico rosarino Vandera, va más allá de una cuestión de podios o cucardas. Es la cruzada del periodista Eduardo Puppo a lo largo de 12 años, quien llegó a poner en riesgo hasta su matrimonio, como expone su mujer en el documental y a la vez es la historia del vínculo de cariño y profunda admiración con Guillermo Vilas. El filme recorre la maraña estadística con la ATP en la primera parte, quizá la menos atrapante, pero desde la mitad hacia el final hay imágenes de archivo impecables de la década del 70, que conviene no spoilear para el disfrute de los fans de Vilas. Y un paneo al universo Vilas, que incluye desde la filosofía de Krishnamurti, la poesía de Artaud, la impronta hippie de Woodstock y su pasión por el rock. Claro, el punto de quiebre, como alegoría de este deporte, es la emoción. Los relatos conmovedores de Puppo, de su esposa y del mismo Guillermo Vilas hacen la diferencia y logran un match point a los sentidos.