Diego Armando Maradona es una figura de tanta popularidad, que por más que ya se haya hablado mal, bien, despiadadamente o falsamente de su vida privada, siempre habrá algo nuevo por espiar y que el público, futbolero o no, desee conocer. “Diego es joven todavía, pero vivió más vidas que todos nosotros juntos”, dice su padre en medio de un llanto contenido -interpretado magistralmente por Claudio Rissi- cuando parecía que la vida del Diez llegaba a su fin en aquel verano de Punta del Este en 2000. Esa escena, con un Diego en coma y la gente rezando en la puerta del sanatorio, es el puntapié inicial para entender la vida al límite de Maradona, y quizá también para poder reflexionar sobre los motivos que desembocaron en su temprana muerte en noviembre del año pasado. Amazon estrenó los primeros cinco capítulos de un total de diez, que se irán lanzando a lo largo de este mes y cuyo último episodio está previsto para el 26 de noviembre. En primer lugar, lo que hay que destacar de esta serie es el nivel de producción, que incluye desde locaciones en Argentina, México, España, Italia y Uruguay hasta la calidad de un elenco, que va desde Leonardo Sbaraglia, Jean Pierre Noher, Mercedes Morán y Julieta Cardinali a Romina Ricci, Laura Esquivel, Peter Lanzani y, por sobre todas estas figuras, una mención especial a los tres actores que interpretan a Maradona en sus distintas etapas: Nicolás Goldschmidt, Nazareno Casero y Juan Palomino. “Maradona: Sueño Bendito” tiene un plus por el contexto sociopolítico que se decidió imprimirle a todo el relato, en el que entran escenas de represión en plena Dictadura Militar, la Guerra de Malvinas, las Madres de Plaza de Mayo, la llegada de la democracia y ese pincelazo de “la argentinidad al palo”, como dirían los Bersuit, en una suerte de común denominador. Los insert documentales también son bienvenidos, porque se pueden comprobar las similitudes de ficción y realidad, más allá de que es cuestionable la decisión de exponer un error grosero, como la muerte de Perón, ocurrida en 1974, y mostrar a un Maradona de 9 años, o sea, como si fuese 1969. La historia de Maradona es también la de la pobreza estructural de un país, que primero no da oportunidades para los marginados del sistema y después, cuando se alcanza el “sueño bendito”, nadie perdona el éxito, desde los vecinos que los llaman “negros de mierda”, hasta cierto periodismo amarillo que se regodea con el morbo para vender más. Hay una composición cuidada de los personajes, ya sean los protagónicos de papá (Rissi y Pepe Monje) y mamá (Morán y Rita Cortese) de Diego hasta las participaciones de Darío Grandinetti, como Menotti, y Marcelo Mazzarello, como Bilardo. Con todos estos condimenos, “Maradona: Sueño Bendito” se presenta como una serie para verla de punta a punta, pero no sólo para descubrir algo que no se sepa del universo del Diez, sino también para mirarse al espejo en una ficción que habla mucho de las virtudes y miserias del gen argentino.