Fue un fin de semana para entendidos, pero también para el disfrute de los sentidos de aquellos que, desde el campo popular, han abordado la danza clásica. Rosario sirvió de escenario, más específicamente el del teatro Broadway, de la presentación de una versión, firmada por el gran bailarín Iñaki Urlezaga, de “La Traviata”, y de la flamante coreografía de “Bolero” de Maurice Ravel creada por Jorge Amarante. Fue en el marco de la actuación ofrecida por el artista al frente del Ballet Concierto, dirigido por Lilian Giovine, que ocupó la atención de sus seguidores, el sábado y ayer por la noche, donde además se pudo ver una composición en dos actos de “Don Quijote”.
Junto a una troupe de 40 bailarines, Urlezaga puso a consideración de los rosarinos una oferta, complementaria, en dos días. El sábado, fue el turno de cuatro cuadros de “La Traviata”, donde el ex primer bailarín del Royal Ballet de Londres dejó a sus compañeros hacer. Es decir, si bien sus intervenciones fueron aplaudidas a rabiar, quedó en algunos espectadores el sabor agridulce de presenciar una gran puesta aunque con medidas intervenciones de Urlezaga. Allí se destacaron sus partenaires, Eliana Figueroa, a la par de sus colegas, Claudio González, Franco Cadelago y Macarena Giménez.
No sorprendió claro la técnica de un artista mundialmente conocido sino la interpretación de Alfredo, en un acto donde expuso una veta dramática exacta para la relación que traba, según el relato, con la mismísima Muerte.
Anoche la fórmula fue a la inversa. No sin antes dar rienda suelta a una espectacular recreación de “Don Quijote”, Urlezaga reinventó “Bolero”, con Figueroa y una nueva coreografía. Así, en dos movimientos, el bailarín ratificó su calidad artística y reafirmó su capacidad de darle a su público lo que busca: emociones bailadas. l