Ariel Minimal es uno de los músicos más prolíficos del rock argentino. Empezó a destacarse a principios de los 90 con Martes Menta; también grabó dos discos con Los Fabulosos Cadillacs; formó parte del trío acústico Flopa Manza Minimal; fue guitarrista de La Luz, la banda de Litto Nebbia, y editó cinco discos como solista. Sin embargo, su proyecto principal siempre ha sido Pez, el grupo que lidera desde 1993. Pez lleva 20 discos editados y realizó miles de shows en todo el país, pero recién este año tocó por primera vez en el mítico estadio porteño de Obras, donde el trío celebró su extensa trayectoria y también presentó su último álbum, “Acariciar el fuego”. Con esas canciones nuevas, el grupo que se completa con Gustavo “Fósforo” García (bajo) y Franco Salvador (batería y percusión) llegará a Rosario este viernes 24 para actuar en el Centro Cultural Güemes. “«Acariciar el fuego» es un disco que fue concebido para tocar en vivo, que nos queda bien y lo disfrutamos mucho sobre el escenario. En el show sumamos canciones de otras épocas, pero el esqueleto es el disco nuevo”, anticipó Minimal en charla con La Capital.
—Pez existe desde hace 27 años. ¿En qué contexto se formó?
—Yo había sacado un disco con mi banda, que se llamaba Martes Menta, y nos había ido bastante bien. Estábamos tocando hacía un año y pico en el circuito porteño y de repente conseguimos contrato, tocamos en Obras de soporte de Soda, teníamos todo por delante, era un gran momento. Pero me puse de culo con mis compañeros de esa época, me fui y armé Pez con una premisa. Martes Menta de algún modo tenía un sonido correlativo con lo que estaba pasando afuera, la movida de Manchester y ciertas cosas de esa época, y tratábamos de emular ese sonido. Y un tiempo después yo ya no quería emular un sonido que estaba pasando en ese momento pero en otro lugar. Entonces la premisa de Pez era no tener delimitada una cuestión estética, sino tratar de encontrar una canción que realmente nos surja, y de mostrar quienes éramos. Siempre fuimos Pez de Buenos Aires, con un giro, un costadito tanguero que asoma. Y queríamos encontrar eso para potenciarlo y mostrarlo. Ese fue el comienzo de Pez, tratando de hacer rock desde ese lugar, en formato de trío, aprendiendo a tocar e interactuar como banda.
—En esa época (primera mitad de los 90) la juventud necesitaba un refugio, un espacio de cariño, y ahí estaba el rock. Ustedes como protagonistas, ¿sentían eso?
—Siempre de algún modo fuimos como una cosa aparte de todo, no fuimos parte de un movimiento puntual. Entonces no sabría decirte si nosotros o la época funcionó. Yo sé que sí funcionó como un refugio históricamente, y para mí en la adolescencia el rock sirvió como refugio y como lugar de apoyo, donde te dicen “acá no hay discriminación, vení, juntos vamos a poder hacer las cosas mejor que de a uno”. Todos esos mensajes los escuché en el rock, pero no sé si puedo analizar mí época, no lo puedo ver desde afuera, no puedo disociar eso.
—Hoy también transitamos una crisis social generada en parte por una cuestión sanitaria. ¿Qué vibra hay en los shows actuales?
—Obras fue nuestra primera fecha post pandemia. Había un nivel de ansiedad por parte nuestra y del público que vino a vernos que se notaba. Nosotros teníamos ganas de tocar, la gente tenía ganas de ver un show y se dio que fue en Obras, donde tocábamos por primera vez. Entonces por eso también hablamos de celebración, porque fue eso. La pasamos bomba: vinieron Leo García, Sergio Rotman y Mimí Maura.
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Este año Pez tocó por primera vez en el mítico estadio Obras.
—¿“Acariciar el fuego” nace en pandemia?
—El disco habla del momento, no fue premeditado, pero pasó y no lo evité. Fue compuesto durante la pandemia, y algunos temas en la época de confinamiento más duro: marzo, abril y mayo del 2020. El disco habla de descubrimientos y pensamientos que yo tenía en esa época. La canción que abre el álbum se llama “Hasta que no lo perdés, no lo extrañás”, y habla de esas pequeñas cosas a las que no le das importancia, que son momentos de tu vida diaria, rutinas que nos las pondrías arriba en tu lista de momentos preferidos de la vida jamás, pero que cuando no los tenés te das cuenta que la vida está hecha de un montón de momentos diferentes. Había mucho de extrañar diversas cosas durante la pandemia. También tocar, expresarse, comunicar. Yo hacía vivos de Instagram un martes a las tres de la mañana y tocaba hasta las cinco y media para los cincuenta que estaban viendo. Había una necesidad de seguir siendo, de hacer, de expresar. Pero estamos atravesando esto, no terminó. En lo musical el disco sigue una línea cancionera, atravesada por una rabia rockera extraordinaria. Yo siempre hacía un chiste: que para mí éramos Hüsker Dü tocando una canción de Litto Nebbia. Son canciones que tienen secuencias armónicas, que no se quedan en un solo acorde todo el tiempo, pero tocadas por un trío distorsionado. Es el tipo de canciones que me gusta hacer, y también las que me salen.
—En ese sentido hiciste de todo como músico. ¿No tenés un registro en el cual se te pueda etiquetar?
—Me parece que justamente cualquier tipo de categorización es excluyente al pedo, y termina siendo medio mandatoria. Te tenés que encerrar en ese cuadradito para ser eso, y que te veas con esa gente y nada más. Y para mí la música siempre fue otra cosa. Me parece que en todos los géneros hay cosas que están buenísimas y cosas que son horribles, pero ningún género te dice que algo es bueno o malo per se.
—¿Qué lugar sentís que ocupa Pez en el rock argentino?
—Yo estoy en el ojo del huracán, en el medio de Pez. No puedo ver a los costados, ni lo puedo medir con otras cosas del rock argentino. Pez es necesario para mí. Es mi vida, es lo que hago hace casi treinta años, es el grupo de gente con el cual interactúo hace treinta años, pero no lo puedo mesurar con otras bandas o con una escena. Me parece que de algún modo siempre estuvimos por fuera, en paralelo a las escenas, a las movidas, al rock argentino, como quieras llamarlo. Hicimos nuestro camino, el que pudimos, el que nos salió. Y lo que hicimos fue dejar registro de eso. Pero no tengo idea en qué lugar lo puedo poner. Pero para mí es absolutamente necesario, me gusta Pez y quiero que haya más Pez en el futuro.