Hoy se cumplen 10 años de la emisión del agridulce capítulo doble final de "Lost", ficción que marcó el inicio de una nueva era en la pantalla chica por su abultado presupuesto, la complejidad de su trama, su disruptiva técnica narrativa y, especialmente, por haberse convertido en la primera serie "viral" en internet.
Con producción de J.J. Abrams y guiones de la dupla creativa conformada por Carlton Cuse y Damon Lindelof, las seis temporadas y 121 episodios de "Lost" son una referencia ineludible a la hora de explicar el proceso de transformación que sufrieron las ficciones televisivas hasta llegar al punto en el que están hoy, con estándares de calidad que antes eran exclusivos del cine.
Hasta su debut en la cadena ABC, en septiembre de 2004, la sitcom era el formato reinante en la televisión de aire norteamericana y quedaba reservada para la señal premium de cable HBO el honor de tener las series dramáticas más elogiadas, con títulos como "Los Soprano", "The Wire" o "Six Feet Under".
Desde el inicio "Lost" fue una gran apuesta, con un elenco coral con hasta 14 personajes protagónicos, un diseño de producción descomunal llevado a cabo en Oahu, en Hawaii, y un episodio piloto con costo récord para la época, de entre 10 y 14 millones de dólares.
El promedio por capítulo estaba en el orden de los 4 millones de dólares; una cifra que aún hoy la ubica en el top 20 de las series más caras de la historia.
"Lost" presentaba un elenco multicultural que mostraba a las claras una ambición de sus creadores por trascender fronteras y alcanzar repercusión planetaria, con Matthew Fox como la cara más familiar. Su personaje, el traumado cirujano Jack Shephard, era uno de los 70 sobrevivientes iniciales, con perro incluido, del vuelo 815 de Oceanic Airlines, que cayó a una isla del Pacífico mientras completaba el trayecto Sidney-Los Angeles.
Líder natural, Shephard se puso al frente de un variopinto grupo en cuyas filas destacaban la fugitiva Kate Austen (Evangeline Lilly), el desafortunado Hugo "Hurley" Reyes (Jorge García), el estafador James "Sawyer" Ford (Josh Holloway) y el misterioso John Locke (Terry O'uinn).
Tan pronto como hacían pie en la isla, eventos inexplicables y sobrenaturales comenzaban a suceder: el antes postrado en silla de ruedas John Locke podía caminar, aparecían osos polares en clima tropical o un humo negro asesino.
Heredera -como infinidad de títulos de la TV actual- de la "Twin Peaks" de David Lynch, "Lost" fue apoyándose en el género de misterio fantástico, con cada temporada agregando nuevos callejones sin salida a un laberinto de interrogantes.
"Lost" fue transgresora a partir de su elaborada descomposición del relato tanto espacial como temporal con dispositivos narrativos como el "flashback", el "flashforward" y el "flashsideway", que expandían los límites de la historia.
Sin embargo, eran sus innumerables referencias científicas, filosóficas, mitológicas, místico-religiosas y literarias las que volvían locos a los fans y que explotaron al máximo el auge de la internet 2.0, del blogging y los foros en la web.
Para cuando llegó el momento de emitir su capítulo doble final, casi dos horas tituladas justamente "The End", 59 países tuvieron en simultáneo el capítulo, en un tipo de transmisión que hasta el momento estaba reservado para los grandes eventos deportivos o de trascendencia para la humanidad en los noticieros.
Aunque es cierto que el final no estuvo a la altura del fenómeno que fue la serie, ya que como le pasó el año pasado a "Juego de tronos" dejó un tendal de críticos y fans desilusionados, la perspectiva que otorga el tiempo supo ubicar a "Lost" en el lugar que le corresponde.