Calificación: ***. Intérpretes: Testimonios de familiares y sobrevivientes de la tragedia de Salta 2141. Dirección: Héctor Molina. Género: Documental.
Calificación: ***. Intérpretes: Testimonios de familiares y sobrevivientes de la tragedia de Salta 2141. Dirección: Héctor Molina. Género: Documental.
Las tragedias no se explican, se atraviesan. Esa es la parte que le toca a los sobrevivientes, y Héctor Molina, con un pulso sensible, decidió mostrarla. Sin subrayados, sin golpes bajos, sin una abundancia de datos innecesarios. El martes 6 de agosto de 2013, pasadas las 9 de la mañana, una explosión de gas destruyó un edificio ubicado en Salta 2141, con un saldo de 22 personas fallecidas. El título de "22 libros abiertos" ya es esperanzador. Y también lo es este filme documental, en donde era extremadamente difícil contar algo que ya fue reflejado tantas veces en los medios periodísticos de la ciudad y el país, así como la tragedia y la causa judicial. Pero faltaba el registro de los sobrevivientes, de los que ayudaron a sacar a la gente de los escombros, y de los familiares de las víctimas. Es allí donde aparecen las voces que vuelven a vivir ese día como si fuera hoy, con gente que se quiebra al detallar el momento de la explosión o de ese zumbido extraño que devino luego en columna de humo negro. El portero que aún se siente culpable por pedirle un favor a una joven que habitaba el edificio, sin pensar que luego sería una más de la lista de víctimas. El taxista que aún se emociona porque recuerda al detalle cómo se sumó a dar una mano, simplemente porque sintió que era lo que tenía que hacer. El relato de los bomberos, que tomaron esta búsqueda como una causa personal. Emociona hasta las lágrimas ver el aplauso de la gente el día que rescataron a la última persona entre los escombros y, después de largos días con sus noches, la tarea había llegado a su fin. "Nos hubiese gustado encontrar a uno con vida, pero lamentablemente eso no ocurrió", dijo uno de ellos. Y desde ya que su expresión fue la misma de todos los que estuvieron en esa búsqueda, sean bomberos, funcionarios, vecinos o familiares. Molina intercaló, a manera de oasis, algunas sutilezas musicales entre los relatos. Venía un testimonio demoledor y en la escena siguiente aparecía un músico tocando un acorde en un violín. Esa secuencia tenía una justificación. Es que en el mismo lugar donde murieron 22 personas tras la tragedia se va a construir una escuela de música. Donde hubo vidas que se fueron habrá otras vidas haciendo arte, qué mejor manera de homenajearlas que creando melodías. Por eso tuvo sentido la canción del final "Libros abiertos", de Carlo Seminara y Alejandro Bluhn, con las voces de Julián Venegas y Yanina Bolognese, al frente de un clip festivo con más de 100 bailarines de tres compañías locales (Ballet Sipam, Compañía Toda la Danza y el grupo de baile Los Pinochos), más bomberos, un paneo de autobombas y perros rescatistas. Bailaban y cantaban bajo la lluvia, se reían, y fue valioso también ver algunos de los familiares con auriculares escuchando esa canción y decir simplemente "me encanta". Donde hubo fuego, y aún con una causa judicial abierta, se puede cantar a la vida. Y eso es para celebrar.
Por Pedro Squillaci