El padre de Máximo Thomsen, uno de los rugbiers acusados de asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gesell en enero de 2020, aseguró este martes tras la segunda audiencia del juicio por el crimen que con los testimonios brindados por testigos del hecho "queda muy claro que no existió un plan" para matar al joven estudiante de Derecho.
"Con los testimonios queda muy claro que no existió un plan", aseguró Javier Thomsen a la salida de los tribunales de Dolores, donde se lleva a cabo la audiencia.
Luego de casi 10 horas de testimonios de una decena de amigos de la víctima durante ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de ese departamento judicial, Thomsen consideró que "declararon muy poco".
"No sé qué van a declarar los otros 170 testigos, si los amigos que estaban al lado declararon muy poco", señaló el hombre, quien siguió la audiencia en forma presencial y junto a otros padres de imputados.
La madre de Fernando
María Graciela Sosa Osorio, la madre de Fernando Báez Sosa, aseguró que ella es "una mujer acabada", que su hijo "era un ángel" y que no comprende cómo chicos de su misma edad lo atacaron y le "arrebataron la vida", al declarar en la primera audiencia del juicio a los ocho rugbiers imputados por el crimen, que se lleva adelante en los tribunales de Dolores.
"Éramos inseparables. Éramos una familia feliz, humilde, que tratamos de inculcar los mejores valores a nuestro hijo. Era un chico muy sacrificado, desde chiquito", dijo conmovida la mujer, al declarar como la primera testigo del juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de esa localidad.
"No comprendo, y nunca aceptaré, cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso, le reventaron la cabeza... Ese cuerpito que yo lo tuve nueves meses en mi panza", dijo en un tramo de un testimonio cargado de llanto y emoción, al punto de que en dos oportunidades la jueza que preside el tribunal le preguntó si estaba en condiciones de seguir.
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"No tuvieron piedad. Le llamaban «negro». Era mi príncipe. Lo educamos tanto y que de un día al otro aparezcan en su camino. ¿Con qué derecho le arrebataron la vida?", preguntó Graciela delante de los acusados por el homicidio de su hijo.
Y continuó: "No tengo nada, no tengo razón para vivir. ¿Saben lo doloroso que es ir al cementerio, tocar la foto de él y no tener respuesta? Somos huérfanos para siempre. Quiero un poco de paz".