Madrid. — Acorralado por la grave crisis económica que golpea a España y el
desgaste que por ello está sufriendo su gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero acometió ayer la más
profunda de las remodelaciones ministeriales que ha llevado a cabo desde que los socialistas
llegaron al poder en 2004. Las modificaciones, que se producen a un año del inicio del segundo
mandato de Zapatero, afectan a cinco ministerios claves —Economía, Fomento, Sanidad (política
social), Educación y Cultura— e incluyen la creación de una tercera vicepresidencia, con la
intención de dotar de mayor peso político al Ejecutivo. "El objetivo de la reestructuración es
cambiar el ritmo para afrontar con un nuevo impulso la dura crisis económica", aseguró Zapatero al
anunciar los cambios, vistos como un intento de reforzar el decreciente apoyo popular a su gobierno
en coincidencia con la peor recesión en el país en una generación. Según analistas, Zapatero optó
por conformar un gobierno con mayor perfil político.
La sustitución más notoria en el Ejecutivo socialista es la del ministro de
Economía y Hacienda y vicepresidente segundo del gobierno, Pedro Solbes, quien a sus 66 años ha
sido muy criticado por sus erróneas previsiones económicas y que fue reemplazado por la hasta ahora
titular de Administraciones Públicas, Elena Salgado.
Recesión y alto desempleo. Con la economía española en recesión y el desempleo
rozando el 14 por ciento (unos 3,5 millones de personas), Zapatero quiso agradecer el trabajo y la
dedicación de Solbes durante "este período tan complicado", pero precisó que el cambio es
necesario.
Además, Zapatero nombró a Manuel Chaves, presidente del gobierno regional de
Andalucía y una de las figuras históricas del socialismo español, como vicepresidente de
Cooperación Territorial, una responsabilidad de nueva creación ideada para mejorar las relaciones
con las administraciones locales y regionales. Chaves deberá abandonar la presidencia andaluza, que
ha ejercido durante 19 años, al no ser compatibles ambos cargos.
Otro de los cambios afecta a las relaciones de España con América latina.
Trinidad Jiménez, hasta ahora secretaria de Estado para Iberoamérica de la Cancillería, se hará
cargo de la cartera de Sanidad y Asuntos Sociales. El presidente comunicó que el actual número dos
del Partido Socialista, José Blanco —otro histórico— ocupará el Ministerio de Fomento,
sustituyendo a Magdalena Alvarez, una de las ministras cuya gestión ha sido muy cuestionada
especialmente por los problemas en la construcción de la red de trenes de alta velocidad (AVE).
El rector de la universidad autónoma de Madrid, Angel Gabilondo, será ministro
de Educación y Universidad, un departamento del que sale Mercedes Cabrera. La cineasta Angeles
González-Sinde, titular de la Academia de cine española, fue nombrada ministra de Cultura,
reemplazando a César Antonio Molina. Por último, Zapatero anunció que las competencias en materia
de Deporte, hasta ahora adscritas al Ministerio de Educación, pasarán a depender directamente de
él.
Zapatero se mostró convencido de que los cambios acometidos, comunicados
previamente al rey Juan Carlos, servirán para afrontar los retos del futuro.
El líder del opositor Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, opinó en cambio que
la remodelación es el "reconocimiento explícito" del fracaso de Zapatero y de su política
económica.