Lejos de los pronósticos que le daban una holgada ventaja y más aún de los sondeos que lo daban ganador en primera vuelta, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva derrotó al actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, por 48,41% a 43,22%, escrutado el 99,9 de los votos.
La autoridad electoral de Brasil anunció a última hora de este domingo que la elección está "matemáticamente definida". Dado que ninguno de los dos candidatos recibió más del 50% de los votos válidos, que excluyen los votos nulos y en blanco, se programará una votación de segunda vuelta entre ellos para el 30 de octubre.
Detrás de los dos candidatos que polarizaron la elección estuvieron Simone Tebet (con el 4,16%), Ciro Gomes (3,05%), Soraya Thronicke (0,51%), Felipe D'Avila (0,47%) y otros cinco postulantes que estuvieron por debajo del 0,1 por ciento.
Con el 99,9% escrutado, Lula se alzó con 57.180.543 votos y 51.052.966 fueron para Bolsonaro, sobre un total de 123.580.377 sufragios (118.131.485 votos válidos).
La polarizada elección determinará si el país devuelve al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) al timón de la cuarta democracia más grande del mundo o mantiene al derechista del Partido Liberal (PL) en el cargo durante otros cuatro años.
El mandato de Bolsonaro se distinguió por su retórica provocadora, su presión sobre instituciones democráticas, su criticada gestión de la pandemia de Covid-19 y la deforestación más grande en la selva amazónica en quince años. Pero formó una base de apoyo con su defensa de los valores familiares tradicionales, su rechazo a la corrección política y se presentó como un protector de la nación ante políticas de izquierda que, según dice, erosionan la libertad personal y provocan inestabilidad económica.
A Lula se le reconoce la creación de un extenso programa de prestaciones sociales durante su mandato entre 2003 y 2010 que ayudó a elevar a decenas de millones de personas a la clase media. Pero también se le recuerda por la implicación de su gobierno en escándalos de corrupción que involucraban a políticos y ejecutivos de empresas.
Fue una sorpresa que estos comicios resultaran tan parejos, ya que los sondeos de opinión previos a la elección le daban a Lula una sólida ventaja. El último, de Datafolha, registró una intención de voto de 50% para Lula y 36% para Bolsonaro. "Esta ajustada diferencia entre Lula y Bolsonaro no se preveía", señaló Nara Pavão, que enseña ciencias políticas en la Universidad Federal de Pernambuco.
Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de São Paulo, dijo que "es demasiado pronto para profundizar, pero esta elección muestra que la victoria de Bolsonaro en 2018 no fue un evento aislado".
Bolsonaro tuvo un buen desempeño en la región sureste de Brasil, que incluye los Estados altamente poblados de São Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais, de acuerdo con Rafael Cortez, quien supervisa el análisis de riesgos políticos en Tendencias Consultoria. "Las encuestas no captaron ese crecimiento", señaló.
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La polarización entre los principales candidatos se extendió a sus seguidores, con algunos casos de ataques y muertes motivadas por discusiones políticas en los últimos días.
En esta jornada, que se inició a las 8 (hora local) y terminó a las 17, estaban convocados unos 156,4 millones de votantes para elegir al presidente, a los 27 gobernadores, a los 513 diputados, a un tercio del Senado y renovar a los representantes en las asambleas legislativas regionales.
Una vez que cerraron los colegios electorales en todo el país, lo que sucede por primera vez en un horario unificado, el TSE comenzó a difundir los primeros boletines con resultados oficiales.
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