Los comicios legislativos de hoy generaron diferentes expectativas entre los venezolanos que reflejan una sociedad dividida entre la continuidad y los cambios en un país inmerso en una profunda crisis económica que ha golpeado la popularidad del gobierno de Nicolás Maduro.
"Está será la última cola que hago. Ya no quiero más escasez", afirmó Lila Oliveros, una humilde ama de casa de 69 años, mientras aguardaba al amanecer a las puertas de una escuela de la populosa barriada pobre de Petare, al este de la capital, para ingresar a votar.
"Hoy decidí votar porque quiero salir de todo esto. De las colas que estamos haciendo, la inseguridad, el alto costo de la vida", dijo Oliveros, quien se manifestó opositora, al asegurar que espera un "cambio político" en el país con un nuevo congreso.
Pero el taxista Héctor Bersovine, de 46 años, descartó que el descontento que existe entre los venezolanos por la crisis económica y la creciente inseguridad pueda afectar al oficialismo en estas elecciones. "Esperamos que el proceso revolucionario pueda continuar. Puedan continuar las misiones, los beneficios para el pueblo", dijo. Atribuyó los problemas de la escasez y la inflación a la acción de la oposición y los empresarios que aseguró que buscan "desmontar el proceso", pero sostuvo que la oposición "no volverá" a tener el control del Congreso.
El presidente venezolano, que votó en un populoso barrio del oeste de la capital, dijo que espera que el nuevo congreso se concentre en "vencer todos los mecanismos que ha creado la burguesía parasitaria" para lograr estabilidad en el abastecimiento y los precios.
"En Venezuela lo que va a reinar es la democracia, la paz. Y yo lo decía ayer. Para manipular siempre nos manipularán una palabra aquí, una palabra allá. Yo he dicho que vamos a las calles, pero quizás y me equivoqué no podemos ir donde nosotros siempre estamos. Nosotros siempre estamos en las calles con la gente... no le tenemos miedo a las calles ni al pueblo, y no permitiremos por ninguna razón que se vulnere el derecho del pueblo a su libertad, a su democracia, a su participación", aseveró Maduro.
Varias decenas de seguidores del gobierno se concentraron en los alrededores del lugar donde sufragó Maduro para expresar su respaldo al gobernante.
Unos 19,5 millones de electores están habilitados para participar en estos comicios en los que se elegirán 167 diputados.
El descontento que hay contra la gestión de Maduro también ha alcanzado al oficialismo que por primera vez en 17 años parte en desventaja frente a la oposición que figura como favorita para vencer en la consulta.
El oficialismo cuenta con una poderosa maquinaria electoral que podría ser determinante para ganar estas elecciones.
Entre los venezolanos existe gran expectativa en torno a esta consulta que se da en medio de un contexto de una compleja crisis económica caracterizada por una galopante inflación que los analistas estiman que ya alcanzó los tres dígitos, y severos problemas desabastecimiento de alimentos, medicinas y otros bienes básicos.
Las dificultades económicas han golpeado la popularidad del presidente Nicolás Maduro que se ubicó a finales de noviembre en 32%, según la encuestadora local Datanálisis. José Antonio Gil Yepes, director de la firma, dijo que el respaldo popular de Maduro tuvo en noviembre una recuperación de unos 11 puntos porcentuales, respecto al mes anterior, gracias a las acciones que emprendió el gobierno en medio de la campaña electoral tales como la repartición de computadoras y otros productos.
Algunos analistas sostienen que de ratificarse la tendencia que muestran las encuestas los candidatos de la alianza opositora podrían lograr cerca de 101 escaños y alcanzar una mayoría calificada que sería fundamental para promover leyes, aprobar votos de censura contra los ministros y el vicepresidente, y remover las autoridades electorales.
También existe la posibilidad de que los sectores adversos al gobierno alcancen una mayoría simple (unos 84 diputados) lo que les permitiría aprobar los presupuesto del gobierno y los referendos consultivos; discutir la incapacidad física o mental del presidente, certificada por una junta médica nombrada por el Tribunal Supremo de Justicia; remover los integrantes de la Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría de Pueblo, previo pronunciamiento del máximo tribunal, entre otros asuntos.
Algunos sectores de la oposición han anunciado que de lograr el control del congreso podría impulsar una serie de cambios políticos que podrían llevar a la convocatoria de un referendo revocatorio del mandato de Maduro.