Un ex marine irrumpió la noche del miércoles a los tiros y lanzando bombas de humo en un bar de una ciudad del sur de California repleto de estudiantes universitarios, y al menos 13 personas, entre ellas el agresor y un policía, murieron en el ataque, uno de los sucesos más mortíferos de las últimas dos décadas en Estados Unidos. Al menos otras 10 personas resultaron heridas en el ataque contra el Borderline Bar de la localidad de Thousand Oak, dijo a periodistas el sheriff Geoff Dean, quien describió una "escena horrenda" dentro del lugar, con "sangre por todos lados". En el local se celebraba una fiesta de música country para universitarios, y cientos de ellos huyeron despavoridos durante el tiroteo, algunos rompiendo ventanas y saltando desde un segundo piso para escapar, según relataron autoridades y testigos.
El autor de la masacre, un ex marine estadounidense de 28 años y con trastorno de estrés postraumático, se suicidó tras cometer el ataque, informó el sheriff Geoff Dean. Ian David Long utilizó una arma Glock de calibre 45 durante el tiroteo, agregó el sheriff del condado de Ventura, que relató que la policía lo tenía registrado por una serie de episodios menores. Según Dean, Long tuvo contacto con la policía luego de un accidente automovilístico y también fue víctima de un episodio de violencia en un bar, en 2015. Más tarde, en abril de este año, la policía acudió a su hogar por un llamado telefónico y lo encontraron actuando de manera "iracunda e irracional". Un equipo de crisis con especialistas en salud mental habló con él y lo tranquilizó, por lo que consideraron que no era necesario arrestarlo, explicó el sheriff. Los vecinos de Newbury Park aseguran que Long era un hombre reservado que apenas saludaba al pasar, y que vivía con su madre.
El ataque es uno de los más mortíferos de las últimas dos décadas en Estados Unidos, y el más letal desde que 17 alumnos y maestros fueran asesinados en una escuela de Florida hace nueve meses. La masacre, además, llegó dos semanas después de que un hombre matara a 11 personas en una sinagoga de Pittsburgh. Ese hecho, a su vez, vino después de una serie de paquetes bomba enviados por correo a personalidades demócratas, a la cadena CNN y a otros críticos del presidente Donald Trump. Trump dijo ayer por Twitter que fue informado del terrible ataque, felicitó a los policías que intervinieron por su valentía y pidió que Dios bendiga a todas las víctimas y a sus familiares.
El agresor entró al bar a las 23.20 vestido de negro, y seis minutos después dos policías ingresaron al lugar en respuesta a un llamado al 911 y fueron recibidos con disparos, explicó Dean. Uno de los policías, el sargento Ron Helus, fue alcanzado por varios tiros y murió en la madrugada de ayer en un hospital de la zona, prosiguió el sheriff. El otro policía retiró su cuerpo y esperó la llegada de refuerzos. Cuando volvieron a entrar al bar, se encontraron con las víctimas, entre ellos el agresor. Helus estaba en la fuerza desde hacía 29 años y pensaba jubilarse el año próximo, señaló Dean, quien dijo que murió como un "héroe". El sargento, padre de un hijo, llamó a su mujer antes de entrar al bar, agregó Dean.
Balas y bombas de humo
Varios jóvenes que estaban dentro del bar dijeron que un hombre alto vestido todo de negro, con una capucha y con su rostro parcialmente cubierto disparó primero contra un empleado de seguridad que estaba en la puerta. Luego lanzó algunas bombas de humo y abrió fuego indiscriminadamente con una pistola contra la gente que estaba adentro.
Tayler Whitler, de 19 años, dijo que se encontraba en la pista de baile con sus amigas cuando vio al pistolero disparar y escuchó gritos de "agáchense". "Fue realmente aterrador", dijo Whitler mientras su padre la acompañaba en el estacionamiento del Borderline. "Parecía que sabía lo que estaba haciendo". Muchas otras personas sufrieron heridas menores, incluidas algunas causadas por el intento de escapar, dijo Dean.
El motivo del tiroteo no quedó claro de inmediato, pero Dean dijo que no había ninguna evidencia de que hubiera sido un "ataque terrorista". Doce víctimas fatales, entre ellas el tirador, fueron halladas dentro del local por personal de emergencia. A excepción del sargento Helus, no se proporcionaron las identidades ni las edades de las demás víctimas. Conmocionado por la noticia, el alcalde Andy Fox dijo que Thousand Oaks, de 130.000 habitantes y ubicada a 64 kilómetros de Los Angeles, es "una de las ciudades más seguras del país". "La realidad es que este tipo de incidentes puede ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso en comunidades consideradas extremadamente seguras", declaró Fox.
35.000 víctimas al año
El tiroteo reabrió el debate sobre la necesidad de adoptar controles de las armas en EEUU, donde su tenencia y portación está tutelada por la Constitución. Un congresista de un Estado donde hace seis años se registró una matanza en una escuela criticó ayer duramente la inacción del gobierno en el tema del control de armas, al enterarse del ataque en California. El representante Jim Himes, cuyo Estado de Connecticut sufrió la masacre de 26 personas, entre ellos 20 chicos, en la escuela Sandy Hook en 2012, dijo no poder creer que estos episodios ocurran casi cada semana y nadie haga nada. "Esto es algo que ocurre todas las semanas, y pese a haberse convertido en algo semanal, nadie hace nada, especialmente el Congreso en el que trabajo", dijo. "Treinta y cinco mil estadounidenses mueren al año como resultado de la violencia con armas y el Congreso ni siquiera encuentra la forma de estudiar el problema", se lamentó Himes.