Un atentado terrorista perpetrado por un suicida al mando de una camioneta cargada con 80 kilogramos de explosivos dejó ayer diez muertos y más de 50 heridos en una escuela de policía del sureste de Bogotá, en uno de los más graves ataques reportados en Colombia desde el acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc, en 2016. El ataque, que derivó en una inmediata condena de todas las fuerzas políticas de Colombia y de gobiernos de distintas partes del mundo, fue en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander y pasadas varias horas de la explosión ninguna organización se había atribuido la agresión.
Las autoridades de Colombia identificaron con rapidez al autor del ataque como José Aldemar Rojas Rodríguez, pero en lo inmediato no aclararon si el hombre tenía vínculos conocidos con algunas organizaciones guerrilleras. "Este demencial acto terrorista no quedará impune. Los colombianos nunca nos hemos sometido al terrorismo, siempre lo hemos derrotado. Esta no será la excepción. No nos doblegarán", escribió en Twitter el presidente Iván Duque, quien al enterarse de la noticia canceló una reunión sobre seguridad en el noroeste del país y se dirigió hacia el escenario del atentado. Allí informó que el autor del atentado estaba "plenamente identificado" y enseguida el fiscal general Néstor Humberto Martínez hizo público el nombre de Rojas Rodríguez, a quien fuentes oficiales dieron por muerto en el ataque.
Según la reconstrucción basada en fuentes de la investigación, Rodríguez Rojas llegó al mando de una camioneta Nissan Patrol gris hasta la puerta de la escuela, en la autopista sur de la capital del país, donde un perro de la guardia detectó peligro de explosivos. El hombre aceleró el vehículo, arrolló a un agente y el vehículo explotó a unos 200 metros de distancia, cuando pasaba cerca de un alojamiento de mujeres de la escuela. Las víctimas fatales son estudiantes de la escuela, incluida una ecuatoriana, y agentes que perseguían a la camioneta, cargada con unos 80 kilogramos de pentonita, un explosivo de alto poder destructivo.
Colombia es el país con mayor número de atentados terroristas en América latina desde hace muchos años, pero expertos en seguridad aseguran que no conocen antecedentes de ataques perpetrados por suicidas. No obstante, las autoridades investigan si los explosivos fueron activados a través de un teléfono celular a distancia o si el conductor utilizó un temporizador. Varios edificios de los alrededores de la escuela fueron dañados por la explosión. Las imágenes en las redes sociales mostraron los restos de un vehículo en llamas en el área de estacionamiento de la escuela de policía, y el personal de emergencia, ambulancias y helicópteros, desplazándose al lugar.
Sobre el autor del ataque, las autoridades solo informaron que su última actividad registrada fue una revisión técnica y mecánica del vehículo utilizado ayer, en julio de 2018 en la ciudad de Arauca, cerca de la frontera con Venezuela. En esa zona siguen operando algunos grupos armados, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN). El Ministerio de Defensa consideró al hecho como una "acción terrorista" y confirmó que la cantidad de muertos ascendió a diez, con decenas de heridos. Con las Farc reconvertidas en partido político desde septiembre de 2016, las sospechas de las autoridades, expertos y parte de la prensa se enfocaron en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), aún activo y con el diálogo para la paz suspendido, pero esa organización no asumió el ataque.
Condena mundial
Organismos internacionales y la mayoría de los gobiernos de América, así como representantes de diversos sectores de la vida de Colombia, condenaron el atentado suicida con coche bomba contra una escuela de policía en Bogotá. El secretario general de la ONU, António Guterres, lo calificó como "un acto criminal inaceptable" y la presidenta de la Asamblea General del organismo, María Fernanda Espinosa, como un hecho "atroz". En el plano interno, el ataque fue repudiado por referentes de las Farc y dirigentes vinculados al proceso que derivó en la paz con la mayor guerrilla del país.
El atentado con bomba de ayer fue el más letal en Bogotá desde una explosión en el centro comercial Andino en el mercado en junio de 2017, mató a tres personas, incluida una mujer francesa, e hirió a otras once. La policía arrestó entonces a varios miembros de un grupo guerrillero urbano de extrema izquierda llamado Movimiento Revolucionario Popular.
Barbarie. La escuela de oficiales de policía donde un hombre, luego identificado, detonó 80 kilos de pentonita.