Apenas despuntó el sábado miles de venezolanos con una tarjeta migratoria provisional en mano cruzaron hacia Colombia para buscar alimentos y medicinas, luego de que los presidentes de ambos países acordaran dos días antes una gradual reapertura peatonal de la frontera, sellada hace casi un año. Las autoridades binacionales abrieron cinco pasos peatonales desde las 5 de la mañana y hasta las 9 de la noche. Allí fueron instalados controles migratorios que condicionan el paso de personas a la presentación de un formulario que recoge datos personales y el motivo por el cual se cruza la frontera.
El control del paso fronterizo estuvo a cargo de casi 200 agentes de la policía y del ejército colombianos. Los venezolanos que no tenían el pasaporte tramitaron una nueva tarjeta migratoria de tránsito que, según el director de Migración Colombia, Christian Krüger, busca facilitar "la construcción de una migración ordenada, regulada y segura" por los cinco pasos habilitados. Sin embargo, el documento, que fue establecido por los dos gobiernos para el control migratorio, no les permite a los venezolanos moverse por todo el territorio colombiano sino sólo hasta las capitales de cada uno de los departamentos limítrofes (Norte de Santander, La Guajira, Arauca y Vichada). Si bien este proceso, que fue acordado como una de las condiciones para la reapertura, dilató el tránsito peatonal de lado y lado, también garantizó el acceso ordenado y seguro de más de 28.000 venezolanos a Colombia, a través de los puentes internacionales Simón Bolívar, Unión y José Antonio Páez, y los pasos fronterizos de Paraguachón y Puerto Carreño.
Nancy Cárdenas, funcionaria pública, fue una de los tantos venezolanos recibidos en el puente Simón Bolívar —que comunica al Estado Táchira (Venezuela) con el departamento de Norte de Santander (Colombia)— por una banda musical del ejército colombiano con sones tropicales. "Felicito a todos los militares, a todos los que ayudan a los venezolanos, a los venezolanos que aguantamos hambre", expresó la mujer con dejo de cansancio e indignación. Cárdenas, de 58 años, lamentó que en su ciudad de residencia (San Cristóbal) "no haya arroz, azúcar ni papel higiénico". Su preocupación fue compartida por Heriberto Salinas, un empleado de 62 años de una empresa metalúrgica, quien pasó hacia Colombia para conseguirle medicina a su esposa que sufre de una trombosis.
La apertura gradual de la frontera de 2.200 kilómetros se acordó el jueves pasado entre los presidentes colombiano Juan Manuel Santos y venezolano Nicolás Maduro, que desde la ciudad de Puerto Ordaz dijeron que pronto se instalarán mesas conjuntas entre los ministerios de Transporte y Comercio para estabilizar el tránsito vehicular y la producción económica binacional. Los mandatarios también convinieron crear los mecanismos suficientes que garanticen la seguridad en la línea limítrofe y permitan desmantelar el contrabando de combustible y droga, problemas que en su momento adujo Maduro para cerrar unilateralmente la frontera.
Tras el cierre hace casi un año, las autoridades de ambos países permitieron el 10, 16 y 17 de julio la reapertura por algunas horas del paso fronterizo entre la localidad venezolana de San Antonio del Táchira y la colombiana de Cúcuta. Más de 100.000 personas pasaron a territorio colombiano para adquirir alimentos, medicinas y otros productos básicos que no se consiguen en Venezuela debido a la severa escasez de bienes.
Venezuela está sumida en una profunda crisis económica por cuenta de la destrucción interna de su aparato productivo y la caída internacional de los precios del petróleo, principal sector de ingresos. La crisis llevará al país a cerrar el 2016 con una inflación superior al 700 por ciento, según el FMI. Esto degeneró en fuertes tensiones políticas entre el gobierno de Maduro y la oposición, además de sendas marchas y saqueos a mercados por causa de la escasez de alimentos.
Maduro ordenó el 19 de agosto de 2015 el cierre de algunos pasos a raíz de un ataque que sufrieron tres militares y un civil en la localidad fronteriza de San Antonio del Táchira cuando realizaban operaciones de combate al contrabando. La medida que inicialmente comenzó en el Estado suroccidental del Táchira luego se extendió a los Estados de Zulia, Apure y Amazonas.
Venezuela deportó a más de 1.000 colombianos sin residencia legal. Sin reparo, la fuerza pública de Venezuela derribó con maquinaria docenas de casas de familias colombianas residentes en zonas fronterizas, que tuvieron que regresar a su país con las maletas y los electrodomésticos a las espaldas. Las acciones de Venezuela desataron una crisis diplomática que fue superada poco después luego de conversaciones que sostuvieron Santos y Maduro en septiembre en Quito, Ecuador.