El presidente de Ucrania pidió ayer a su ejército que esté preparado para la posibilidad de una “invasión total” de Rusia en toda la frontera común, un día después de los peores combates en meses contra los separatistas prorrusos. Su discurso ante el Parlamento fue una de las primeras veces en que Viktor Poroshenko usa el término “invasión” para referirse al comportamiento de Rusia desde el comienzo de una rebelión separatista en el este, en la que según las Naciones Unidas han muerto ya más de 6.400 personas.
Poroshenko advirtió que “hay una amenaza colosal de una reanudación las operaciones militares a gran escala por parte de los grupos terroristas rusos”, haciendo referencia a un intercambio de fuego de artillería entre ambas partes durante 12 horas el miércoles, en el que, según Ucrania, los rebeldes intentaron capturar la localidad de Maryinka. Los combates fueron los más violentos desde que los rebeldes retomaran el nudo ferroviario estratégico de Debaltsevo, a medio camino entre los bastiones separatistas de Donetsk y Lugansk, poco después de la entrada en vigor del alto el fuego del 15 de febrero. “La amenaza de que los grupúsculos terroristas rusos reanuden acciones militares de gran envergadura sigue siendo gigantesca”, declaró el presidente ucraniano, en su discurso anual ante el Parlamento ucraniano, afirmando que más de 9.000 soldados rusos se encuentran actualmente en Ucrania.
El ejército ucraniano aseguró ayer que 80 combatientes separatistas murieron y otros 100 resultaron heridos en un fallido intento de los rebeldes prorrusos de asaltar la ciudad de Maryinka. “Los militares deben estar preparados para una reanudación de la ofensiva por el enemigo en el Donbass, al igual que para una invasión total a lo largo de toda la frontera con Rusia. Debemos estar verdaderamente preparados para esto”, agregó Poroshenko.
Al igual que Crimea. Ucrania y sus aliados de la Otán acusan desde hace tiempo a Rusia de enviar armas y tropas para combatir en nombre de los separatistas, que controlan parte de dos provincias en el este. Moscú, que capturó y se anexionó la península ucraniana de Crimea en marzo de 2014, niega que sus tropas estén participando en los combates en el este. La tregua se ha mantenido en general durante los últimos cuatro últimos meses, después de que los separatistas obviaron un alto el fuego anterior para avanzar y hacerse con más territorio para su autoproclamado Estado, calificado por el presidente ruso, Vladimir Putin, como “Nueva Rusia”. La frontera conjunta se extiende por más de 2.200 kilómetros, en su mayoría lejos de la zona donde se combate. La Unión Europea, así como Francia y Alemania, padrinos de los frágiles acuerdos de Minsk 2, manifestaron su preocupación por la reanudación de los combates, mientras que Moscú advirtió por su parte que el proceso de paz corre el riesgo de “saltar en pedazos”.
Las autoridades ucranianas no cesan de denunciar la amenaza de que se reanuden las hostilidades del vecino ruso. La Unión Europea se hizo eco de esta preocupación, estimando que la “escalada” de los combates del miércoles es la “violación más grave” del alto el fuego desde febrero y amenaza con provocar “una nueva espiral de violencia”. Existe la “amenaza permanente” de que los acuerdos de Minsk 2, firmados el 12 de febrero, “estallen en pedazos a causa de las autoridades de Kiev, que intentan evitar el diálogo directo” con los rebeldes, declaró el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, citado por la agencia Interfax. “Lo que hemos observado estas últimas 24 horas en Ucrania es un recordatorio que muestra que la tregua es muy frágil”, declaró por su parte el secretario general de la Otán, Jens Stoltenberg.
Movimiento de armas pesadas. Las autoridades ucranianas acusan a los separatistas prorrusos de haber lanzado una gran ofensiva con más de 10 carros de combate y 1.000 efectivos contra sus posiciones en Maryinka, a una veintena de kilómetros de Donetsk, el miércoles al alba. En un informe publicado ese día, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce) indicó haber observado el “movimiento de un gran número de armas pesadas en los territorios controlados por la República Popular de Donetsk, generalmente hacia el oeste de la línea del frente, cerca de Maryinka, antes y durante los combates”.
La misión, basada en Donetsk, informa haber oído más de 100 disparos de artillería, lanzados desde una zona situada entre 1 y 5 kilómetros de esta localidad, así como tiros de lanzacohetes múltiples Grad. “Se había recuperado la calma en la noche”, precisó la organización.
Este rebrote de la violencia hace temer que los acuerdos de Minsk, que pretendían poner fin a una crisis que condujo a un conflicto sin precedentes desde la Guerra Fría entre Rusia y las potencias occidentales, salte en pedazos. El conflicto en el Este ya ha dejado más de 6.400 muertos desde que se inició en abril de 2014.