Turquía vivió un domingo de duelo y alta tensión política, al día siguiente del terrible atentado que dejó entre 96 y 122 muertos según las fuentes en Ankara durante una manifestación opositora pacifista y prokurda. Miles de turcos salieron en todo el país a conmemorar a las víctimas del ataque terrorista, mientras el gobierno islamista trataba de identificar a los autores del atentado y a la vez era acusado por la dirigencia kurda de estar detrás del crimen. La manifestación atacada —al parecer, por suicidas— promovía la paz con los rebeldes kurdos. El gobierno islamista del autoritario presidente Recep Tayyip Erdogan ha sido acusado de mantener una línea condescendiente con el Estado Islámico, grupo terrorista que domina gran parte de la vecina Siria. A la vez, Erdogan ordenó en julio pasado una ofensiva aérea contra las milicias kurdas que sólo marginalmente afectó al EI. Estos ataques continuaron con intensidad incluso luego del atentado del sábado en Ankara.
Ayer, el gobierno de Erdogan afirmó que "rebeldes kurdos o milicianos del Estado Islámico, probablemente" son los autores, mientras que los manfiestantes acusaron al presidente Erdogan de ordenar el atentado. Otros, como mínimo, cree que Erdogan fomenta la violencia para ganar votos. Nadie se ha adjudicado el doble atentado de Ankara, pero es muy similar a un ataque suicida anterior, por el cual el gobierno acusó al Estado Islámico. En este atentado en julio pasado, murieron 33 turcos y activistas de la paz kurdos cerca de Siria. Ankara utilizó el atentado de excusa para lanzar a su fuerza aérea contra las bases de la guerrilla kurda PKK en el norte de Irak. El objetivo declarado de la ofensiva era responder al atentado del EI, pero las bases de este en Siria e Irak solo fueron marginalmente afectadas por la aviación turca. Ankara mantuvo hasta hace poco una relación al menos ambigua con el Estado Islámico.
Sin tregua.PUNCTUATION_SPACEEl grave atentado en Ankara ocurrió horas antes de que los rebeldes kurdos del PKK que luchan contra el ejército y la policía turcas desde hace décadas anunciaran un cese del fuego unilateral de cara a las elecciones del 1º de noviembre. Más de un millar de personas se congregaron en la plaza de Sihhiye de Ankara para honrar la memoria de las 95 personas que fallecieron el sábado en una estación de tren cuando participaban en una manifestación pacifista, según cifras oficiales. Según el gobierno, 246 personas resultaron heridas. Pero para el prokurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP), uno de los organizadores de la manifestación atacada, la cifra de fallecidos aumentó a 122. Un funcionario confesó a la agencia alemana de noticias DPA bajo condición de anonimato que el número "podría aumentar" y habló de 500 heridos. Resultaría llamativo, o casi imposible, que el número de muertos se hubiese mantenido en 96, el mismo número alcanzado el sábado, dado que había al menos 120 heridos graves. El gobierno declaró desde el mismo sábado que todo apunta a un ataque suicida, tras el cual podría estar el Estado Islámico. "El Estado, que obtiene información sobre el pájaro que vuela y de cada uno de sus aleteos, no fue capaz de evitar una masacre en el centro de Ankara'', declaró el copresidente del HDP, Selahattin Demirtas. Este afirmó que funcionarios gubernamentales deberían disculparse y renunciar. Los manifestantes gritaban en Ankara "¡Erdogan asesino!''. También hubo masivas manifestaciones en otras ciudades turcas, como Dyarbakitr, entre otras.
Mientras tanto, el líder del mayor partido opositor, el socialdemócrata CHP, Kemal Kilicdaroglu, exigió la dimisión de los ministros de Interior y Justicia. La noche del sábado miles de personas se manifestaron también en Estambul contra el gobierno turco.
Algunos de los manifestantes llamaban al ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a vengarse. Sindicatos opositores anunciaron una huelga de dos días. "Para honrar a nuestros compañeros muertos y protestar contra esta masacre fascista, a partir de mañana haremos en huelga", señalaron en un comunicado.
La manifestación atacada el sábado protestaba contra la escalada de los últimos meses en Turquía entre el gobierno y el PKK y tenía un carácter prokurdo. Pese al atentado y a la polémica que se creó, la fuerza aérea turca volvió a atacar ayer posiciones del PKK, matando según el gobierno "a 35 combatientes". El ejército turco informó que se habían bombardeado posiciones del PKK en el norte de Irak.
Erdogan espera que su partido islamista recupere la mayoría en las próximas elecciones. Se considera que Erdogan intensificó la ofensiva contra los kurdos para atraer el voto nacionalista.
Beneficiario. El Estado Islámico, que enfrenta a las milicias kurdas sirias, aliadas de los kurdos de Turquía e Irak, podría ser el mayor beneficiario del cuadro de conflicto en Turquía, ya que una continua ofensiva militar de Turquía contra el PKK y sus aliados sirios quita presión sobre el grupo extremista, que es enemigo de los kurdos. Se repite así el patrón visto con los bombardeos de Rusia en Siria: aunque el objetivo declarado es el EI, de hecho el el esfuerzo bélico se dirige a otros grupos, y de manera indirecta se beneficia al EI. A la vez, el EI tiene interés en desestabilizar a Turquía, que no oculta su deseo de ver caer al dictador sirio Bashar Assad, gran aliado de Rusia y enemigo declarado del grupo terrorista islámico.
Murió el “rostro” de la matanza. Un docente, Izzettin Çevik, de 46 años, cuyo rostro cubierto de sangre mientras consuela a una mujer, se volvió la imagen de la masacre en todos los medios del mundo, falleció ayer, víctima de las heridas. Aunque en las fotos Cevik aparece sereno y en aparente buen estado, ocupado en dar consuelo a la mujer herida, el hombre estaba herido de gravedad. En el atentado también murieron su hija, Bakak Sidar Cevik, y su hermana, Nilgun Cevik.