Los temores mundiales a un agravamiento de la guerra en Siria y a otra gran crisis de migrantes se dispararon luego de que 33 soldados turcos murieran en bombardeos sirios en el norte de Siria y de que Turquía dijera que ya no podía retener en su territorio a millones de refugiados que quieren establecerse en la Unión Europa (UE).
Los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, hablaron ayer por teléfono por el ataque del jueves en el que murieron los militares turcos, que marcó la escalada más seria hasta ahora entre los Ejércitos turco y sirio y que amenaza con una guerra total con millones de desamparados civiles en la línea de fuego.
Reunida de emergencia a pedido de Turquía, la Otan urgió a Siria y su aliada Rusia a detener la ofensiva en la que murieron los soldados turcos en la norteña región siria de Idleb, mientras que cientos de migrantes convergían en la frontera entre Turquía y Grecia luego de que Ankara dijera que ya no era "capaz de retener a los refugiados".
Turquía alberga ya a 3,6 millones de refugiados sirios, pero les impedía salir de su territorio en virtud de un acuerdo que firmó en 2016 con UE luego de que más de 1 millón de migrantes llegaran al bloque de manera ilegal solo en 2015. Erdogan amenazó varias veces con "abrir las puertas a los refugiados" si no recibía mayor apoyo internacional, y los temores a este escenario crecieron luego de que la ofensiva en Idleb hiciera que casi un millón más de civiles dejaran sus hogares desde diciembre y se desplazaran a la frontera con Turquía.
En Turquía, en tanto, cientos de refugiados se dirigieron ayer hacia la frontera terrestre con Grecia en colectivos y taxis desde Estambul. Otros iban a la costa oeste de Turquía para tratar de alcanzar alguna de las cercanas islas griegas del mar Egeo.
Decenas de refugiados se agolparon en el lado turco del paso fronterizo de Kastanies/Pazarkule, en la región del río Evros, en el noreste de Grecia, gritando "abran las puertas", mostraron canales de TV griegos.
La policía griega disparó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para contener a unos 450 migrantes que pugnaban por cruzar por el paso, que luego fue cerrado.
Policías y fuerzas militares de frontera adicionales fueron desplegados del lado griego de la frontera terrestre en la zona del Evros para evitar los cruces no autorizados.
En la costa de Turquía, varios botes inflables con grupos de personas a bordo fueron vistos partir desde Ayvacik, en el noroeste turco, en dirección a la isla griega de Lesbos.
Autoridades griegas dijeron que también se reforzarán las patrullas navales en el Egeo.
La Cancillería turca advirtió que el movimiento de migrantes hacia Occidente podría continuar si se deteriora aún más la situación en Idleb.