El viernes a la noche, la Corte Suprema de EEUU rechazó una demanda presentada por el Fiscal General de Texas y respaldada por el presidente Donald Trump para revocar la victoria electoral de Joe Biden. Fue un golpe casi definitivo, luego de más de 50 demandas y recursos que han interpuesto Trump y sus seguidores republicanos desde que el presidente perdió las elecciones contra Joe Biden, el pasado 3 de noviembre. La reacción de Trump fue, como era de esperarse, de negación y repudio hacia un máximo tribunal al que consideraba "fiel", dado que tres de los nueve jueces que lo componen fueron nominados por él.
Trump lamentó la decisión el mismo viernes a la noche con un mensaje en Twitter: "La Corte Suprema realmente nos decepcionó. Sin Sabiduría, sin Valor!''. Trump había dicho más de una vez públicamente que esperaba que la Corte le diera la razón a su demanda. Más aún, llegar a la Corte le costó mucho esfuerzo y debió hacerlo, no a través de alguna de las numerosos denuncias que presentó en tribunales inferiores, sino por medio del Fiscal General de Texas.
El fallo del alto tribunal fue un claro repudio a una iniciativa legal que, aunque considerada dudosa, fue respaldada por el presidente, por los fiscales generales republicanos de 19 estados y por 126 diputados del partido en la Cámara de Representantes. De manera que no es solo Trump el derrotado con el fallo de la Corte, sino también casi todo el Partido Republicano. Ahora, los minoritarios republicanos que se apartaron de la estrategia de Trump estarán diciendo a sus colegas que el partido pagará el costo de encolumnarse detrás del bizarro reclamo del presidente, que nunca tuvo perspectivas serias. Trump confiaba en que semejante respaldo político le daría otra recepción de parte de la Corte Suprema, dominada por jueces conservadores.
Segundo fallo contrario
Fue la segunda decisión de la Corte Suprema esta semana que rechazó solicitudes republicanas para que se involucre en las elecciones presidenciales y anule el voto de millones de electores. Los jueces supremos rechazaron el martes una apelación similar de republicanos de Pensilvania, que ya había sido descartada por la Corte Suprema de este Estado en muy duros términos.
El Colegio Electoral se reunirá el próximo lunes, 14 de diciembre, para elegir formalmente a Joe Biden como el próximo presidente. Según Trump, la demanda presentada por el fiscal general de Texas contra Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin era "la grande" que derivaría en que la Corte Suprema cancelara la considerable mayoría de Biden en el Colegio Electoral, permitiéndole al presidente desempeñarse otros cuatro años en la Casa Blanca.Pero en un breve dictamen, la Corte dijo que Texas carece del derecho legítimo para demandar a esos Estados, porque "no ha demostrado un interés judicialmente reconocible en la manera en que otro Estado efectúa sus elecciones''. En el sistema federal de EEUU, cada Estado organiza las elecciones según criterios propios e independientes entre sí.
Los jueces supremos conservaddores Samuel Alito y Clarence Thomas, que previamente habían dicho que la Corte no tiene autoridad para rechazar demandas entre Estados, esta vez afirmaron que hubieran escuchado la petición de Texas, pero agregaron que no habrían hecho lo que Texas quería, y "reservaron" para Biden los 62 votos electorales de esos cuatro Estados. Estos 62 votos en el Colegio Electoral eran el objetivo de Trump: sin ellos, Biden quedaría por debajo del umbral de 270 votos y por lo tanto no podría ser proclamado presidente.
La Corte Suprema tiene a tres jueces del total de nueve nombrados por Trump. Durante el exitoso intento del mandatario por conseguir la veloz ratificación de la jueza Amy Coney Barrett, postulada por Trump y confirmada por el Senado en octubre pasado, señaló que ella sería necesaria para cualquier demanda postelectoral. Pero Barrett participó en ambos casos esta semana. Ni ella ni ningún otro de los jueces nombrados por Trump disintió en ninguno de los casos. En la lógica de Trump, se trata de un caso de "traición" y "falta de valor", como escribió en su tuit del viernes a la noche.
Otros 18 Estados en los que Trump ganó en los comicios del mes pasado, 126 republicanos del Congreso y Trump mismo se sumaron a Texas para pedir a la Corte que examinara el caso, con el que pretendían impedir a los electores emitir sus votos a favor de Biden. E invalidar así millones de votos válidos en los cuatro Estados que objetaban.
Los cuatro Estados demandados por Texas habían pedido a la Corte que rechazara el caso por falta de méritos. Fueron respaldados por otros 22 Estados y el Distrito de Columbia.
El apoyo republicano a la demanda y su exhortación a anular millones de votos en cuatro Estados cruciales en base a afirmaciones infundadas de fraude fue una muestra extraordinaria de la disposición del partido para subvertir la voluntad de los votantes. Entre los miembros de la Cámara de Representantes que apoyaron la demanda figuran el líder republicano, Kevin McCarthy, y el segundo líder de la bancada, Steve Scalise.
"Esta demanda es un acto de agitada desesperación republicana que viola los principios consagrados en nuestra democracia'', escribió la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Algunos republicanos han expresado preocupación por el caso. Muchos otros han guardado silencio, haciendo caso omiso de las repetidas denuncias de los seguidores de Trump de que perdió por un fraude generalizado. Significativamente, en ninguna de las más de 50 demandas a nivel federal y estatal que presentaron sus abogados y otros republicanos, se pudo llegar a probar un solo caso de fraude electoral. El fallo de la Corte Suprema de Pensilvania, particularmente cáustico, señaló el despropósito de los republicanos de querer anular el voto de varios millones de ciudadanos de ese Estado "sin haber presentado una sola boleta falsa", escribió uno de los jueces, ni ninguna otra prueba contundente de fraude.
"Texas es un estado grande, pero no sé exactamente por qué tiene el derecho de decirle a otros cuatro Estados cómo manejar sus elecciones. Así, me cuesta trabajo dilucidar el fundamento para esa demanda", declaró el senador republicano Lamar Alexander en el canal NBC. Una parte de los republicanos se alejó desde el inicio de la fallida ofensiva judicial de Trump, pero el contundente respaldo que tuvo la iniciativa de Texas impulsada por él, no solo será un bumerán para el presidente. También el Partido Republicano pagará parte del costo político de esta derrota en toda la línea.