Estados Unidos deciden hoy si le dan un gran "OK" al presidente Donald Trump y la mayoría en ambas Cámaras del Congreso, de la que goza hasta ahora, o si, al contrario, imponen un límite al mandatario republicano, tal como indican los sondeos previos. Ayer Trump imploró a sus seguidores que hoy vayan a votar, diciendo que los medios cubrirán las elecciones como un referendo a su presidencia. "Aunque no estoy en la boleta, de alguna forma estoy en la boleta", dijo Trump durante una asamblea por teléfono para motivar a los republicanos que vayan a votar. Los medios, en su enorme mayoría contrarios a Trump, cubrieron estas elecciones con un tono muy crítico, pero la buena salud de la economía estadounidense juega en favor del mandatario. Para Trump, sacar un buen resultado hoy es clave para sus perspectivas de reelección dentro de dos años. Aunque un mal resultado puede no ser decisivo, como prueba la historia: Bill Clinton y Barack Obama perdieron elecciones de medio mandato y luego ganaron sus reelecciones.
Después de dos años de no empuñar ningún poder político en Washington, el Partido Demócrata enfrenta hoy la posibilidad de ganar la Cámara baja (de Representantes, equivalente a Diputados), mientras que los republicanos se quedarían con el Senado. Tomar la mayoría de la Cámara baja daría a los demócratas una oportunidad de oponerse más efectivamente a la agenda de Trump, así como lanzar una investigación sobre su gobierno. La cámara de Representantes tiene 435 diputados y se renueva por completo; el Senado tiene 100 bancas y renueva un tercio. En la Cámara alta los republicanos tienen 51 senadores, y los demócratas 47. Hay dos independientes que suelen votar con la oposición.
En Representantes los republicanos tienen 241 legisladores y los demócratas, 194. Pero acá los opositores tienen más chances de ganar. Los republicanos deben defender 41 bancas con candidatos nuevos, el número más grande desde 1930. Los votantes son reacios a no votar a un representante que busca la reelección. Y hay un récord de 39 republicanos que optaron por retirarse en lugar de presentarse nuevamente, incluso en Estados clave, como Florida y Pennsylvania.
En el Senado, que da más voz a los votantes rurales, vitales en la base de Trump, los republicanos, cuyo partido se apoda Grand Old Party (GOP) tiene una gran ventaja, porque el Partido Demócrata está defendiendo 26 escaños (incluidos dos independientes, que suelen votar con ellos), mientras los republicanos solo tienen que defender nueve. Se disputan además 36 gobernaciones sobre los 50 Estados.
Trump hizo ayer los últimos tres actos estatales. El alegato final se enfocó mucho en el miedo, al advertir que un retorno de los demócratas podría provocar un "caos en el país", estimulando el flujo de la inmigración ilegal y una oleada de crímenes. Mientras una caravana de migrantes de Honduras se dirige a la frontera de México con Estados Unidos, la Casa Blanca ha hecho campaña con la relación, a veces real pero muchas otras imaginaria, del vínculo entre inmigración y delitos violentos.
Ayer Trump volvió a argumentar que si los demócratas ganan, trabajarán para dar marcha atrás a todo lo que ha realizado desde enero de 2017, cuando entró en la Casa Blanca. Trump recorrió Ohio, Indiana y Missouri, un día después de estar en Tennessee y Georgia. Los comentarios de Trump incluyeron referencias amenazantes sobre los grupos milicianos de la extrema izquierda "Antifa" y la caravana de hondureños que se dirige hacia la frontera, a la cual se ha referido como "invasión". "Es una invasión. No me importa lo que digan", dijo Trump en medio de una ovación.
Aviso levantado
Los canales de televisión NBC y Fox dejarán de transmitir un aviso de campaña de Trump por considerarlo racista. El spot incluye imágenes de Luis Bracamontes, un inmigrante deportado dos veces a México y condenado a muerte en California por asesinar a dos policías. Fue condenado en marzo pasado, y se hizo famoso porque durante la lectura de la condena sonreía a las cámaras mientras se burlaba de las viudas de sus víctimas, presentes en la sala. El spot afirma que en caso de que ganen los demócratas no se podrán evitar más casos similares. La CNN ya había rechazado el aviso, declarándolo "racista". La Fox, cercana a los republicanos, levantó el anuncio el domingo.
El jefe de campaña de Trump, Brad Parscale, dijo que NBC, CNN y Facebook habían elegido "estar junto a aquellos que están ilegalmente en este país". El caso Bracamontes causó indignación. El doble asesino no sólo nunca se arrepintió sino que incluso dijo que hubiera querido matar a más personas. Y además, la sentencia de muerte en California no se aplica de hecho. Desde 2006 nadie fue ejecutado en el Estado, de tradición demócrata.
Ayer, Donald Trump salió a escena en en Florida. En el hangar de Pensacola, la multitud escuchaba a todo volumen "The Best", de Tina Turner. Nada se sabe de lo que la cantante opina de que se use su éxito para la campaña de Trump.
Sin embargo, cada vez son más los artistas que protestan porque sus canciones están siendo usadas en la campaña electoral del mandatario republicano. Entre ellas figuran grandes estrellas como Rihanna o Pharrell Williams, así como Steven Tyler, de Aerosmith, y el británico Elton John. El domingo fue Axl Rose, el líder de Guns N' Roses, quien estalló en twitter al afirmar que hay alguien en la Casa Blanca que respeta poco la verdad, la moral y no tiene empatía de ningún tipo. En una serie de tuits, el cantante dio rienda suelta a su frustración porque el presidente buscó los vacíos legales para que la música de su grupo sonase en sus actos políticos. La canción de Guns N' Roses "Sweet Child O' Mine" se escuchó durante un acto de Trump. El músico instó a votar a los demócratas. También sonó "Don't stop the Music", de Rihanna, sin el permiso de la artista. Rihanna llamó a sus 89 millones de seguidores en redes sociales que voten demócratas. También los herederos de Prince se revelan contra el uso de "Purple Rain". Y el rapero Pharrell Williams emprendió acciones legales contra Trump por haber usado su éxito "Happy" en un acto en Indiana. Steven Tyler, Ya en la campaña electoral de 2016, envió dos cartas a Trump para que no usara más un tema de Aerosmith "Dream On" en sus actos,