En la primera escala de su primer viaje al extranjero, Donald Trump recibió ayer una bienvenida fastuosa de la realeza de Arabia Saudita, mientras el presidente estadounidense busca forjar alianzas fuertes para combatir el terrorismo y trata de dejar atrás las múltiples controversias que asedian a su joven gobierno. En la primera jornada de su gira, después de un vuelo nocturno, Trump disfrutó de una pompa que comenzó con una ceremonia muy elaborada de bienvenida en el aeropuerto, que incluyó una exhibición de la aviación militar saudita y un apretón de manos del rey Salman.
Posteriormente visitó uno de los palacios más opulentos de Riad y participó en una ceremonia de firma en la que, uno por uno, los sauditas pactaron acuerdos militares con el gobierno y empresas privadas de Estados Unidos. "Fue un día tremendo, grandes inversiones en Estados Unidos", dijo Trump después de una reunión con el príncipe heredero saudita. "Cientos de miles de millones de dólares de inversiones en Estados Unidos y empleos, empleos, empleos", agregó Trump.
Fue el único presidente estadounidense que eligió a Arabia Saudita, o a cualquier país mayoritariamente musulmán, como su primera parada en un viaje al extranjero, una opción pensada en parte para mostrar respeto a la región después de más de un año en la que Trump lanzó una dura retórica antimusulmana durante la campaña presidencial.
Esta visita es el inicio de un ambicioso debut internacional para Trump como presidente. Después de dos días de reuniones en Riad, el mandatario viajará a Israel, tendrá una audiencia con el Papa Francisco en el Vaticano y se reunirá con sus aliados en una cumbre de la Otán en Bruselas, además de participar en una reunión del Grupo de los Siete países más industrializados del mundo, el G-7, en Sicilia, Italia.
A su llegada a suelo saudita, Trump saludó desde la puerta del avión presidencial Air Force One y bajó por la escalerilla acompañado por la primera dama, Melania Trump, quien no usó el velo islámico. El rey Salman, de 81 años, llegó al pie del avión a bordo de un carrito de golf. Los dos líderes intercambiaron bromas y Trump declaró que era "un gran honor" estar allí.
En una ceremonia posterior en la Gran Corte Real Saudita, el rey colocó a Trump la medalla de Abdulaziz Al Saud, el honor civil más alto de la nación. La presea, entregada a Trump por sus esfuerzos para fortalecer los lazos en la región, también fue otorgada al presidente ruso, Vladimir Putin, y al predecesor de Trump, Barack Obama.
Millonario acuerdo de armas
Trump también pactó un megaacuerdo armamentístico por un volumen de más 110.000 millones de dólares, el cual prevé que en un plazo de diez años, Arabia Saudita compre a Estados Unidos armas por un total de unos 350.000 millones de dólares, por lo que se trataría de uno de los pactos armamentísticos más grandes jamás firmados entre los dos países. El paquete militar incluye tanques, barcos de combate, sistemas de defensa antimisiles, radares y telecomunicaciones, así como tecnología de ciberseguridad.
Funcionarios de la Casa Blanca esperan que esta gira dé a Trump la oportunidad para recomponerse tras uno de los períodos más complicados de su gobierno. El gobierno no gestionó bien el cese del director del FBI James Comey, que supervisaba una investigación sobre los posibles vínculos entre la campaña del republicano y Rusia. El miércoles, el Departamento de Justicia cedió a los pedidos de los demócratas para nombrar un fiscal especial y se decantó por el ex director del FBI Robert Mueller para dirigir la pesquisa.