El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció al Partido Demócrata una rebaja de sus pretensiones financieras —inicialmente estimadas en 5.700 millones de dólares— para completar el muro de separación fronteriza con México, según confirmó su jefe de Gabinete en funciones, Mick Mulvaney. "Nos hemos sentado con (el líder demócrata en el Senado) Chuck Schumer y le he dado un número por debajo de cinco. Pero no voy a decir cuál", ha declarado Mulvaney en comentarios recogidos por la cadena CBS, en plena parálisis del gobierno federal tras la incapacidad para alcanzar un acuerdo sobre presupuestos en los que figura, precisamente, esta partida. Para intentar desbloquear esta situación Mulvaney, junto al vicepresidente, Mike Pence, y el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, llevan días negociando con representantes demócratas en el Capitolio, antes de que se consolide en enero la mayoría obtenida en las últimas elecciones por la oposición en la Cámara baja de representantes del Congreso, lo que podría cambiar radicalmente los términos de la negociación.
El presidente estadounidense aseguró ayer que está esperando a los congresistas demócratas en la Casa Blanca para hacer un trato sobre la seguridad fronteriza de Estados Unidos, con el objetivo de poner fin al cierre parcial de la administración, que cumplió ayer su octavo día. "Estoy en la Casa Blanca a la espera de que los demócratas vengan y hagan un trato sobre la seguridad de la frontera. Por lo que he oído, están dedicando tanto tiempo a acosarme que les queda poco tiempo para cosas como detener el crimen y nuestras fuerzas armadas!", escribió Trump en su cuenta oficial de Twitter.
El viernes y en público, Trump desató tu ira al amenazar a través de Twitter con cerrar la frontera entera —una decisión que acarrearía a la economía estadounidense pérdidas de hasta 1.000 millones de dólares al día—, y con cortar toda la ayuda a Centroamérica por permitir la llegada de migrantes a la frontera sur de Estados Unidos. En respuesta, el futuro líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, calificó la actitud de Trump de "estúpida y dañina para la confianza de los mercados, dañina la confianza y la moral de los funcionarios, y dañina, francamente, para la confianza de la comunidad internacional".
En concreto, la parálisis afecta a agencias de diez departamentos del Ejecutivo, incluyendo Transporte y Justicia; así como a decenas de parques nacionales, que suelen ser una gran atracción turística. El cierre también perjudica a 800.000 de los 2,1 millones de trabajadores federales, que no cobrarán mientras permanezca cerrado el gobierno y están a expensas de la aprobación de un presupuesto.
Las secuelas del atascamiento político se hicieron mayores para el público cuando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), que tenía financiación para funcionar una semana más en comparación con otras agencias, puso en marcha el viernes en la noche su plan de paralización. La portavoz de la EPA, Molly Block, dijo que muchos de los 14.000 empleados de la agencia fueron puestos en licencia sin paga de momento mientras los equipos para enfrentar desastres y otros empleados considerados esenciales continuarían trabajando.
También se le agotaban sus recursos a la Smithsonian Institution, que dijo que sus museos y galerías frecuentadas por visitantes y habitantes en la capital cerrarán a partir de la media semana si se prolonga el cierre parcial. Sin embargo, las pólizas federales de seguros por inundación continuarán siendo emitidas y renovadas, en un cambio de decisión a exigencia de los legisladores, dijo el senador republicano Marco Rubio, de Florida.
Trump parecía no avanzar en su propósito de conseguir en el Congreso los recursos para la construcción del muro fronterizo, una de sus promesas emblemáticas de campaña a la que había adosado el detalle de que México lo pagaría. Por ahora los líderes legislativos demócratas están firmes en no autorizar la financiación para el proyecto, al que describen como un despilfarro e ineficaz. Las partes tampoco muestran indicios de ceder.
Este es el tercer cierre de gobierno que afronta Trump desde que llegó al poder a principios de 2017: el primero se produjo en enero de este año, coincidiendo con su primer aniversario en la Casa Blanca, y se alargó durante tres días; mientras que el segundo fue en febrero y duró apenas unas horas.