El presidente Jair Bolsonaro reclamó a sus colaboradores más cercanos total alineamiento a sus órdenes e insistió en que Brasil debe "dejar de hibernar", elevando la presión sobre los gobernadores y alcaldes que discrepan con él y ven extenderse la pandemia.
El coronavirus en Brasil ya se cobró 13.149 vidas en un universo de casi 189.000 infectados (749 muertos con 11.385 contagios en las últimas 24 horas) y puso al borde del colapso a los frágiles sistemas de salud pública de los 26 estados.
Bolsonaro también puso presión sobre el cuestionado ministro de Salud, Nelson Teich, para que acepte generalizar el uso de cloroquina en los tratamientos para infectados por el coronavirus, que arrastra a Brasil a un caos sanitario y social.
"¿Todos los ministros son nombramientos políticos míos, correcto? Y cuando yo converso con los ministros, yo quiero eficacia. En este caso no es si me gusta o no el ministro Teich, ¿tá? Es lo que está pasando. Estamos teniendo centenares de muertes por día. Si existe una posibilidad de disminuir ese número con la cloroquina, ¿por qué no usarla", dijo Bolsonaro, poniendo otra vez en el centro de la escena lo que muchos analistas ven como el remedio fetiche del gobierno.
Teich, ampliamente valorado como inadecuado para el cargo que ocupa por su escasa experiencia política y desconocimiento de la maquinaria estatal, no fue siquiera avisado sobre el polémico decreto de Bolsonaro que incluyó como actividades esenciales a gimnasios, barberías y peluquerías, del que se enteró en una conferencia de prensa por preguntas de los periodistas.
Bolsonaro presentó ayer como propios tres análisis con resultado negativo de coronavirus ante la máxima corte del país. El mandatario volvió a dominar la escena política en el país. Los exámenes, hechos en marzo con seudónimo pero con el número de documento del presidente, fueron divulgados por orden del juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Ricardo Lewandowski.