Dili/Sydney.— El gobierno de Timor Oriental decretó ayer el estado de excepción por un plazo
de 48 horas, en respuesta a sendos atentados contra el presidente José Ramos-Horta, herido y
trasladado a un hospital australiano, y el primer ministro Xanana Gusmao, que resultó ileso y
asumió de forma provisional la presidencia.
Los ataques sumergieron a este pequeño y empobrecido país, recientemente
independizado de Indonesia, en nuevas incertidumbres, luego de que el despido de 600 soldados
amotinados en 2006 causó una ola de violencia que costó la vida de 37 personas, desplazó a otras
150.000 y causó el colapso del gobierno.
En las calles de la capital, Dili, no se han producido incidentes hasta
ahora, según relataron testigos.
Ramos Horta, de 58 años, recibió tres disparos en el brazo y en el
estómago en un atentado en las cercanías de su casa en Dili. Los médicos que lo tratan en Darwin,
Australia, a donde fue trasladado para su atención, confían en una buena recuperación del
mandatario.
Gusmao, que salió ileso de una emboscada al vehículo en que viajaba,
habló de un “intento de golpe”, por el que responsabilizó a un grupo rebelde formado
por militares destituidos en la purga de 2006. Su líder, el comandante Alfredo Reinado, habría
muerto en el ataque.