El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, comenzó a montar un eventual gobierno bajo su comando, aún cuando el juicio político que puede desembocar en la caída de la presidenta Dilma Rousseff depende todavía del aval del Senado.
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, comenzó a montar un eventual gobierno bajo su comando, aún cuando el juicio político que puede desembocar en la caída de la presidenta Dilma Rousseff depende todavía del aval del Senado.
El opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) prepara un documento en el que pondrá ciertas condiciones para apoyar la gestión del actual vicepresidente.
Temer ya comenzó ayer a definir con sus auxiliares su eventual nuevo Gabinete. En el reparto de ministerios, siete serán de la llamada "cuota parte personal" del vicepresidente, quien preside la mayor fuerza política del país, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Esto significa que las carteras que componen el Gabinete serán repartidas entre los partidos que compondrán la coalición aliada, en proporción a los tamaños de sus bancadas, entre otros factores, y el vicepresidente.
Los ministerios "de la cuota personal de Temer" serán los de Hacienda, Justicia, Jefatura de Gabinete, Defensa, Defensoría General de la República, Secretaría de Gobierno y Cancillería.
Mientras, el senador Aécio Neves, presidente nacional del PSDB, prepara una carta que enviará al vicepresidente, en la que expone "principios y medidas" que el partido considera esenciales para apoyar un eventual Gobierno de Temer
Son 11 puntos que los socialdemócratas consideran fundamentales para la "formación de un entendimiento partidario que promueva la conciliación nacional y la construcción de un ambiente político institucional que permita al país superar este grave momento de su historia".
Entre las condiciones está la de que prosigan las investigaciones de la operación Lava Jato, de la Policía Federal, que depende del Ministerio de Justicia.
La Lava Jato desmanteló la trama de corrupción que operó en Petrobras, en la que están involucrados, muchos procesados y varios condenados a largos años de cárcel, los dueños y ejecutivos de las mayores constructoras nacionales, políticos (decenas con cargos vigentes) de casi todos los partidos pero en su mayoría oficialistas, y ex altos funcionarios del ente estatal.
También se sugiere que Temer se comprometa a mantener los programas sociales impulsados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores, que llegó al poder en 2003 de la mano de Lula da Silva.