La cifra de víctimas fatales por la explosión en un ducto mexicano aumentó a 79, informaron las autoridades. Ochenta y un personas siguen hospitalizadas, dijo el secretario de Salud mexicano Jorge Alcocer al dar la información.
La cifra de víctimas fatales por la explosión en un ducto mexicano aumentó a 79, informaron las autoridades. Ochenta y un personas siguen hospitalizadas, dijo el secretario de Salud mexicano Jorge Alcocer al dar la información.
En conferencia de prensa, Alcocer dijo que algunas víctimas están graves con quemaduras en más del 80 por ciento del cuerpo, o con los órganos afectados. Más de 600 personas estaban en un campo en el estado de Hidalgo el viernes a la tarde aprovechando una filtración de gasolina en un ducto cuando este estalló en llamas. Científicos forenses han estado tomando muestras de ADN de los familiares de los desaparecidos a fin de identificar los restos, que en algunos casos no son más que cenizas y huesos.
El suceso ocurrió en la localidad de Tlahuelilpan, estado de Hidalgo, a unos 100 kilómetros al norte de la Ciudad de México. Una bola de fuego envolvió a los lugareños que recogían la gasolina que escapaba del ducto en cubetas, cestos de basura y cuanto recipiente tenían a mano. Videos muestran el incendio que alcanza gran altura en la noche, mientras gente gritaba y huía corriendo de la explosión, envueltas en llamas y agitando los brazos.
Los expertos forenses continuaban separando y contando los cadáveres carbonizados que estaban encimados mientras los parientes y amigos de quienes se cree que han muerto se reunían alrededor del lugar donde ocurrió la tragedia.
A pocos metros de donde el ducto de gasolina pasaba por un campo de alfalfa, muchos cadáveres quedaron encima de otros, quizá porque las víctimas, antes de morir, tropezaron unas con otras o intentaron ayudarse cuando se incendió el géiser de gasolina.
Varios de los fallecidos quedaron boca arriba, con los brazos extendidos, indicio de su agonía. Algunas víctimas al parecer se cubrieron el pecho en un último intento para protegerse de la explosión. Pocos cadáveres estaban juntos, como si estuvieran unidos en un abrazo de muerte. Zapatos sueltos estaban diseminados en una superficie del tamaño de una cancha de fútbol, así como recipientes de plástico fundidos que las víctimas habían llevad. Cerca del lugar de la explosión, los forenses marcaban con números montículos de cenizas.
La empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) dijo que el ducto, que suministra combustible a gran parte del centro de México, había sido reabierto después de que se lo cerrara el 23 de diciembre. En poco más de tres meses ha sido perforado en 10 ocasiones. La práctica ilegal de las "tomas" de combustible se ha masificado en México que ha registrado casi 13 mil de estos episodios en 2018.
La tragedia ocurrió tres semanas después de que el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador lanzara una ofensiva contra los grupos delictivos que roban combustible y que realizan estas peligrosas perforaciones en ductos de combustible para instalar tomas clandestinas. Solo en los primeros 10 meses de 2018, se contabilizaron 12.581 tomas clandestinas, un promedio de 42 por día. Debido al combate al robo de combustible, una amplia escasez afecta a las estaciones en todo el país, mientras Pemex trata de reorganizar la distribución. Las críticas a la decisión de López Obrador de cerrar los ductos para evitar las tomas no faltan: al parecer el presidente no previó que el abastecimiento mediante camiones es totalmente insuficiente.
López Obrador prometió seguir la lucha contra el robo de combustible, que se lleva 3.000 millones de dólares anualmente. "Vamos a erradicar eso que no sólo daña materialmente, no sólo es lo que pierda la nación por ese comercio ilegal, este mercado negro de combustibles, sino el riesgo, el peligro, la pérdida de vidas humanas", dijo el presidente.
La Fiscalía General investigará si la explosión fue intencional o si se debió al riesgo inherente de la extracción clandestina. López Obrador pidió a los lugareños que rindan testimonio no solo de lo ocurrido el viernes, sino de toda la cadena del mercado negro de combustible.