Los cubanos madrugaron ayer para ir al Malecón a ver ondear por primera vez la bandera de las barras y estrellas en la embajada de Estados Unidos, en una ceremonia histórica llena de selfies, poesía y abanicos con la insignia norteamericana y mucho calor. Desde los laterales de la Plaza Tribuna Anti-imperialista unos 700 cubanos seguían con atención la ceremonia, separados por unas barreras de la zona de la embajada, donde sólo se podía acceder con invitación. Dinora García, de 57 años, era una de las cubanas que se acercó al Malecón y observaba todo desde la barrera. “Es un día histórico para los dos pueblos, porque a partir de ahora se reanudan nuevamente las relaciones entre ambos países”, recordó García. “Nosotros esperamos que se elimine el bloqueo, que se elimine la base naval de Guantánamo y que haya una mejor relación tanto de los pueblos como de los gobiernos a partir de ahora”, añadió esta cubana, que movía con orgullo una banderita de su país.
Muy cerca de ella estaba Oslandy López, un estudiante de cosmetología que llevaba una bandera estadounidense en la mano. “Estoy muy emocionado porque espero un cambio. Quiero un cambio total, un cambio político, social, económico. Todo lo quiero, todo, porque como dijo José Martí: «Yo hablo con la verdad porque la verdad hace libre a los pueblos»”, explicó este joven de 27 años, que se mostró contento de tener “un pedacito de Estados Unidos en Cuba”. “No quiero ir a Estados Unidos, yo quiero quedarme en mi país. Lo que sí quisiera es que cambiara todo”, explicó.
En el patio de la embajada, los invitados se ventilaban en tanto con abanicos con la bandera estadounidense, recuerdo de ese momento histórico. Y los utilizaban también para taparse del sol sofocante que caía sobre el Malecón. Muchos se hacían fotos y selfies con el nuevo cartel de la legación diplomática que reza “Embajada de los Estados Unidos”. Hasta el 20 de julio, era la Sección de Intereses permanentes, bajo protección de Suiza.
El “poeta de Obama” Richard Blanco leyó un poema titulado “Cosas del mar”, escrito especialmente para la ocasión. Blanco había leído un poema en enero de 2013 cuando Barack Obama asumió su segunda presidencia en Estados Unidos.
Afuera de la legación, cientos de personas con banderas y banderines de Cuba se amontonaban ayer contra los vallados que rodean la embajada de Estados Unidos para presenciar la reapertura de la legación diplomática. Varios cubanos y cubanas demostraron su acuerdo con este nuevo acontecimiento, aunque recordaron que aún falta que Estados Unidos levante el embargo comercial que sufre la isla. Ania López tiene 50 años y una hija médica que aun no salió de Cuba, pero espera que “pronto preste ayuda por el mundo, como tantos médicos cubanos”, y está esperanzada en que el deshielo de la relaciones sea “beneficioso para los cubanos, que tenemos lo básico, como una buena salud, pero nos falta bienestar”.
Logros y anhelos. A su lado, Myrna, una morena de la misma edad, acotaba que “nuestra esperanza es para nuestros hijos, acá estamos todos de acuerdo con este nuevo rumbo”. “Tenemos muchos logros, conseguidos a pesar de este bloqueo, pero ya es tiempo de hermandad y paz, porque tenemos que tener un mejor bienestar. Si tu hablas con la gente verás que hay mucha esperanza, no de que haya más trabajo, porque aquí trabajo tenemos todos, pero sí mayor bienestar”, abundó. Sin embargo, la afirmación de Myrna sobre la abundancia de trabajo es una realidad a medias, porque si bien el trabajo está, un médico cobra el equivalente en pesos cubanos a 50 dólares al mes, y otros trabajos menos calificados están muy por debajo de eso, lo que obliga a la gente a tener otra actividad aparte del trabajo oficial. En general esas actividades están vinculadas al cuentapropismo o directamente a la formulación de ofertas de todo tipo al turista, que es el portador de los preciados dólares o de los CUC, la moneda de cambio que se maneja aquí, que es en la que se basan todas las transacciones de cierta importancia.