La esperanza del presidente boliviano, Evo Morales, de ganar el referendo por la reelección se desvanecía ayer a medida que se acercaba a su conclusión el lento escrutinio, en el que la opción del "No" llevó siempre la ventaja. Según la autoridad electoral, con 91,1 por ciento escrutado, la opción del "No" sumaba 52,3 por ciento frente al 47,7 por ciento para el "Sí". Según las leyes electorales, cualquiera de las dos opciones debe ganar con 50 por ciento más uno de los votos. Hasta el momento el proceso se desenvuelve en tranquilidad y la misión electoral de la OEA hizo un llamado a "las fuerzas políticas a aceptar los resultados que entrega el Organo Electoral Plurinacional, única autoridad competente para esta tarea". También resaltó que el escrutinio "está llevándose a cabo con la presencia de delegados del "Sí" y del "No", lo que garantiza la transparencia de los procedimientos". Morales había expresado ayer su esperanza de que los votos de comunidades indígenas apartadas, aún no contabilizados, puedan revertir la tendencia de los resultados. Pero más tarde, el presidente indígena admitió que "si ganamos será por pocos votitos, si perdemos será por pocos votitos". Y sostuvo que "después de diez años (en el poder), la mayoría sigue apoyando el proceso".
"Matonaje electoral". El vicepresidente Alvaro García acusó a la derecha de "intentar escamotear el voto campesino que es proclive a Morales", en alusión a una manifestación de opositores en las puertas del Tribunal Electoral de La Paz el lunes. "Denunciamos matonaje electoral' en contra del voto indígena y campesino por parte de la derecha", dijo en relación a las protestas registradas en diversas ciudades bolivianas, en reclamo de que se agilice el conteo de votos. García Linera aseveró que el "Sí" ganó con 80 y 90 por ciento en cada mesa electoral en el área rural. "Los pobres votaron por el MAS y eso hará cambiar el resultado final, con seguridad", agregó. El vicepresidente, que es considerado como estratega político del gobierno, admitió que el resultado del referendo es demasiado estrecho, por lo que desde un principio sostuvo que hubo "empate electoral" en las urnas.
Aunque la tendencia de los resultados seguía siéndole adversa, Morales —que gobierna desde 2006 con el apoyo de una gran base social de indígenas y sectores populares— se mostró distendido la tarde de ayer jugando un partido de fútbol en una comunidad rural de La Paz. El lunes, el presidente aseguró que respetará los resultados definitivos. Una victoria en este referendo le permitiría postularse a un cuarto mandato, hasta 2025.
Según el analista independiente Andrés Torres, por más que Morales triunfe ajustadamente, el resultado lo deja "vulnerable a los ataques de la oposición, que buscará que su gestión (que concluye en 2020) no termine en los mejores términos, para que no pueda volver" a postularse. El politólogo Jorge Lazarte, ex vocal del Tribunal Electoral, consideró que el resultado corrobora que "una parte del país le dijo basta" a Morales, lo que lo obligará a consensuar sus políticas en adelante.
Corrupción versus economía. Analistas atribuyen el traspié a un cansancio del electorado, a los efectos de una crisis que comienza a sentirse en una economía altamente dependiente de la exportación de materias primas y a escándalos de corrupción que han mermado la credibilidad del mandatario, pero sobre todo de su partido, el Movimiento al Socialismo.
En las últimas semanas la situación se complicó para el mandatario indígena de 56 años, afectado por un escándalo de supuesto tráfico de influencias en favor de la empresa china CAMC, en la que su ex pareja Gabriela Zapata trabaja como gerente comercial. La firma logró contratos públicos por unos 560 millones de dólares en Bolivia y el caso es investigado en el Congreso. Morales rechazó las acusaciones.
La imagen de Morales empezó a desgastarse progresivamente desde el año pasado, salpicada además por un escándalo que involucra a líderes campesinos, algunos cercanos a él, investigados por un fraude de 2,5 millones de dólares a un fondo de fomento. Según la consultora internacional de riesgo político Eurasia Group, es "poco probable" que una derrota de Morales provoque "inmediatamente una radicalización de posiciones en el país".
El papel de las redes sociales. Aunque todavía no admitió su derrota, Morales dijo el lunes ante la prensa que "gane o pierda, la lucha sigue, la vida sigue" y se declaró víctima de una "guerra sucia" de la oposición y de las redes sociales. Estas últimas han jugado un papel central ante la abrumadora propaganda gubernamental desde los medios masivos. "Tal vez en el futuro será importante debatir el tema de las redes sociales. En algunos países, con mala información, tumban gobiernos, perjudican al país y crean confrontación", dijo. Desde 2005, Evo Morales ganó en cuatro contiendas electorales con 61,5 por ciento de votos en promedio y pulverizó a la oposición. Si pierde, la actual será su última gestión y no podrá postularse a las elecciones de fines de 2019.