El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, fracasó ayer en su segundo intento de ser reelegido, lo que deja a España en la puerta de una nueva convocatoria a elecciones que solo se podrá evitar si en los próximos dos meses los socialistas alcanzan un acuerdo con Unidas Podemos, algo que hasta ahora resultó imposible, o con alguna otra fuerza.
Tras unas negociaciones infructuosas y el intercambios de ofertas y contraofertas "in extremis", incluida una propuesta de último minuto, que el líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, lanzó en pleno debate, la reelección de Sánchez, quien necesitaba sumar una mayoría simple de los votos del Congreso de los diputados, no fue posible.
Sánchez recibió el respaldo de apenas los 123 legisladores socialistas y el de un representante de un partido regional, en tanto 155 votaron por el "no" y 67 se abstuvieron.
Los legisladores tienen plazo hasta el 23 de septiembre para salir del impasse, caso contrario se convocará a elecciones generales por segunda vez en siete meses y por cuarta vez desde 2015. Las nuevas elecciones serían en noviembre.╠
A diferencia del lunes —cuando fracasó en su primer intento—, hubo menos vetos y más abstenciones, un gesto con el que Unidas Podemos y los independentistas vascos y catalanes siguen apostando por el diálogo y un acuerdo para un gobierno progresista de izquierda.
Luego de la sesión y en una entrevista con el canal Telecinco, el presidente en funciones aseguró que "no hay que tirar la toalla". "Hay que volver al punto de inicio y explorar otros caminos", explicó Sánchez, reiterando su intención de intentar de nuevo la investidura hablando no solo con Unidas Podemos sino también con el conservador PP (Partido Popular) y el centrista liberal Ciudadanos.
"Estoy frustrado. España necesita un gobierno cuanto antes". explicó el líder del PSOE su posición actual en la entrevista en Telecinco, en la que buscó culpar a Iglesias y su partido del fracaso en la investidura sin descartar un posible acuerdo en los dos meses que quedan hasta la convocatoria de elecciones.
"Estoy profundamente decepcionado con el señor Iglesias. Creo que ha cometido un profundo error, igual que en 2016", expresó Sánchez. Sin embargo, repitió su intención de continuar intentándolo. "Nosotros hemos hecho una oferta respetuosa y generosa, pero no ha funcionado. Pero esto no significa que sea el final del viaje ni que tire la toalla. Mi responsabilidad es que España tenga un gobierno cuanto antes", aseguró.
El presidente también criticó a Ciudadanos. "El señor Rivera está sufriendo una crisis existencial en cuanto a lo que ha representado su proyecto. Un proyecto centrista mira a ambos lados, pero el señor Rivera solo tiene un intermitente, que es hacia la derecha", lanzó.
Sánchez contó que sus relaciones con el líder de Ciudadanos son "inexistentes", pero sí que ha tendido la mano al líder del PP, Pablo Casado, aunque siempre con los populares en la oposición: "Con el señor Casado estoy, por supuesto, dispuesto a llegar a acuerdos de Estado. Pero para ello debe haber un Gobierno y una oposición".
La última oferta de Pablo Iglesias desde la tribuna no consiguió alterar la situación de bloqueo, con el PSOE y Unidas Podemos en claro desacuerdo sobre el reparto de ministerios y competencias.
Ahora empieza la cuenta atrás de dos meses para la disolución de las Cortes y, aunque la posibilidad de que se siga negociando queda abierta, los partidos tienen hasta el 23 de septiembre para alcanzar un acuerdo. El Rey convocará previsiblemente otra ronda de consultas en los próximos días con los partidos que obtuvieron representación parlamentaria el pasado 28 de abril.
Sánchez justificó su rechazo de la última oferta de Unidas Podemos en su falta de experiencia: "Podemos no tiene experiencia de gestión, solo tiene cinco años de vida. A mí me parecía que no era aceptable otorgarles la gestión de asuntos como la hacienda pública o la educación", dijo.
"Todavía estamos a tiempo de salvar esta sesión de investidura", había exclamado Pablo Iglesias al intervenir ante el pleno del Congreso, cuando el propio Sánchez ya había dado por hecho el fracaso de su reelección. "Renunciamos al Ministerio de Trabajo si ustedes nos dan las políticas activas de empleo", fue la oferta que lanzó Iglesias por sorpresa.
Sin embargo, Adriana Lastra, la vocera del PSOE, rechazó su oferta de forma lapidaría al asegurar que estaba solicitando competencias transferidas por el Estado a los gobiernos regionales. "Quiere conducir un coche sin saber dónde está el volante", le respondió.