Rusia y China pusieron ayer un freno a las exigencias de Estados Unidos de aumentar las sanciones contra Corea del Norte para que abandone su programa armamentista tras el lanzamiento de un nuevo misil intercontinental esta semana, y reiteraron su postura de resolver la crisis norcoreana "a través del diálogo y la negociación". Alemania en tanto aumentó la presión diplomática contra Norcorea al retirar a un miembro de su embajada en Pyongyang, en rechazo al lanzamiento de un nuevo misil intercontinental, anunció el ministro de Relaciones Exteriores germano, Sigmar Gabriel, quien sin embargo descartó retirar a su embajador tal como había solicitado Washington.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el miércoles de urgencia a instancias del presidente estadounidense, Donald Trump, quien busca aplicar nuevas sanciones a Pyongyang luego del ensayo misilístico norcoreano del martes pasado. Los llamados previos de Trump a sus pares de China, Xi Jinping; y Corea del Sur, Moon Jae-in; y al premier de Japón, Shinzo Abe, alcanzaron para concretar el encuentro en la ONU pero no, por ahora, para renovar la presión con nuevas medidas. La oposición de Rusia y China, que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad, vuelve más improbable que Estados Unidos concrete sus amenazas y deseos de sacar adelante nuevas penalidades contra Pyongyang. "Siempre hemos dicho que las resoluciones (del Consejo de Seguridad con sanciones a Corea del Norte) deben ser implementadas", se limitó a responder el vocero de la Cancillería china, Geng Shuang, al ser consultado sobre la posibilidad de que Pekín deje de suministrar crudo a Pyongyang, como exige Washington. China redujo sus envíos de petróleo a Norcorea en octubre en virtud de sanciones impuestas al país un mes antes por el Consejo de Seguridad pero, dispuesta a no dar un paso más allá, no las canceló por completo. Hay que encontrar una solución al conflicto mediante "la negociación y el diálogo", aseguró Geng. Una intervención militar tampoco es una opción, agregó.
En tanto, el canciller ruso, Serguei Lavrov, fue más explícito a la hora de marcar las diferencias con la posición de Estados Unidos y afirmó que el proceso de sanciones está agotado. "Tenemos una actitud negativa. Ya hemos dicho más de una vez que la presión de las sanciones se agotó por sí sola", señaló Lavrov. El funcionario ruso puso el foco en las resoluciones de la ONU con sanciones a Corea del Norte al señalar que contienen la demanda de reanudar el proceso negociador, "exigencia de la que hace caso omiso la parte estadounidense". Abiertamente crítico de la postura norteamericana, Lavrov también dio a entender que la dura posición de Estados Unidos fue funcional a los ensayos nucleares y con misiles de Pyongyang. El martes, después de que Corea del Norte lanzara un nuevo misil con alcance intercontinental, la embajadora de Estados Unidos ante de la ONU, Nikki Haley, dijo que su país nunca buscó entrar en conflicto con Pyongyang pero que "el dictador norcoreano tomó una decisión que acerca el mundo más a una guerra". "Y si llega la guerra, no se equivoquen, el régimen norcoreano será totalmente destruido", añadió.
El Consejo de Seguridad aprobó ya numerosas sanciones contra Pyongyang después de sus pruebas nucleares, sin que mostraran hasta ahora ningún efecto. La última vez fue el 11 de septiembre, luego de un ensayo nuclear realizado, según Pyongyang, con "una bomba de hidrógeno". Cuatro días después, Corea del Norte lanzó un nuevo misil balístico hacia el Mar de Japón.
Corea del Norte mostró ayer el nuevo misil intercontinental que lanzó esta semana y que, según afirmó, puede alcanzar cualquier punto de Estados Unidos, un modelo más grande y mejor diseñado que refleja los avances armamentísticos del régimen, pero que aún arroja dudas sobre la verdadera viabilidad de su arsenal. Además de un video de su lanzamiento, los medios norcoreanos publicaron ayer 42 fotos del nuevo misil balístico intercontinental (ICBM), el Hwasong-15, lanzado el miércoles bajo la supervisión del líder norcoreano, Kim Jong-un.
Las imágenes muestran un proyectil de punta más redondeada y mayores dimensiones con respecto al primer ICBM que Pyongyang probó con éxito en dos ocasiones en julio, el Hwasong-14, por lo que se cree que es un modelo nuevo. El gran diámetro del Hwasong-15 también llama la atención de los analistas, que creen que vendría dado por un cambio de motores y por una serie de inyectores añadidos con respecto al Hwasong-14. Todo ello habría hecho posible el mayor impulso del misil, que voló 950 kilómetros y alcanzó un apogeo de 4.475 kilómetros _la máxima altura jamás alcanzada por un proyectil norcoreano_ antes de caer al mar de Japón, entre Corea del Norte y Japón, 300 kilómetros al oeste de la costa japonesa. Corea del Norte afirma que el misil puede portar una cabeza atómica grande y alcanzar todo Estados Unidos, y muchos creen que de haberse disparado con un ángulo más cerrado podría en efecto haber recorrido más de 13.000 kilómetros, suficiente para llegar a la costa este. Aún así, analistas dudan que el Hwasong-15 logre alcanzar esa distancia si el régimen le equipa un arma nuclear, ya que se cree que Pyongyang aún no desarrolla cabezas lo suficientemente ligeras.