La fecha límite dada el jueves por Vladimir Putin llegó y pasó...y el gas natural ruso sigue fluyendo a Europa. El presidente ruso dio un ultimátum a las naciones “hostiles” para que paguen por su gas en rublos a partir del 1º de abril o se arriesguen a que se les corte el suministro. Pero este viernes el gas ruso siguió fluyendo hacia Europa. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Rusia no cortará el suministro de gas a Europa inmediatamente y que incluso podría revertir la exigencia de recibir el pago en rublos.
La amenaza de Putin ha hecho temblar a Europa, que no puede mantener su economía en funcionamiento durante mucho tiempo sin la energía rusa. Moscú envió una clara señal de que en algún momento podría reducir los flujos de gas natural para disuadir o responder a sanciones aún más duras por la invasión de Ucrania. Europa obtiene algo más del 40% de su gas natural de Rusia, transportado por gasoductos a través de Bielorrusia, Ucrania y Polonia y bajo el Mar Báltico. Alemania es el mayor comprador y su enorme industria manufacturera consume el gas, y la energía que genera, en grandes cantidades. Pero la dependencia es mutua, y Rusia necesita desesperadamente de los fondos europeos.
El gobierno alemán activó esta semana la primera de las tres fases de un plan de gestión de la crisis que podría desembocar en un racionamiento de la energía, y está haciendo un llamamiento a la población para que consuma lo menos posible. Cualquier pérdida significativa del suministro ruso podría llevar a la mayor economía de Europa a la recesión, y potencialmente a toda la región. El aumento de los precios del gas ya está haciendo que las industrias que hacen un uso intensivo de la energía no sean rentables. Una encuesta publicada este viernes muestra que el sector manufacturero alemán está en su punto más bajo de los últimos 18 meses. El panorama no es mucho más halagüeño en el resto de Europa.
La mayoría de los contratos de exportación de gas de Rusia se cotizan en euros o dólares. Según el decreto firmado por Putin, los compradores extranjeros deberán abrir cuentas en un banco ruso controlado por el Estado, en lugar de tratar directamente con la empresa estatal Gazprom. Depositarían euros en una cuenta. El banco vendería los euros a cambio de rublos y los transferiría a otra cuenta a nombre del comprador para que los utilice para pagar el gas.
Pero el Kremlin ya había obligado a Gazprom (y a otros grandes exportadores rusos) a convertir el 80% de sus ingresos en divisas en rublos, por lo que cualquier ganancia sería limitada. Alemania, Francia y otros gobiernos de la UE han rechazado el ultimátum del Kremlin, insistiendo en que no serán chantajeados por Moscú para que cambien los términos de los contratos existentes. Los contratos s no incluyen la obligación de pagar en rublos y deben ser respetados, dijo Paolo Gentiloni, máximo responsable de economía de la Unión Europea. “Es un intento de eludir las sanciones europeas y de chantajear a la Unión Europea”, dijo.
Aunque el riesgo de interrupción de los suministros europeos ha aumentado, el gas ruso este viernes siguió fluyendo hacia el oeste por dos de los tres gasoductos principales, informó Reuters. El Kremlin dijo que los pagos por el gas que se está entregando ahora vencerán hacia fines de mes o principios de mayo, razón por la cual Rusia no había cortado el flujo de gas. “Si no hay confirmación en rublos, ¿significa que se cortará el suministro de gas a partir del 1 de abril? No, no es así, y no se deduce del decreto”, dijo Peskov. Gazprom trabajará con sus clientes para aplicar las nuevas normas, dijo Peskov, añadiendo que el mandato en rublos podría ser revertido. “Absolutamente. Si surgen otras condiciones”.
Tanto como Europa necesita gas Rusia necesita el dinero de sus exportaciones, y más que nunca, dados los estragos que las sanciones han causado a su economía. El PBI ruso podría reducirse un 20% este año. Y no podría vender fácilmente gas natural a otros países, como China, porque la infraestructura de gasoductos no existe.
La decisión de Moscú de amenazar públicamente con cerrar los grifos podría ser contraproducente, ya que añade más urgencia a los esfuerzos por acabar con la adicción de Europa a la energía rusa. La UE ya ha fijado el objetivo de reducir el consumo de gas ruso en un 66% este año. Alemania está construyendo terminales para importar gas natural licuado, se están incrementando los envíos de Estados Unidos y Europa está acelerando los proyectos de energías renovables.
“Dada la ambición de la UE de sustituir la mayoría de las importaciones rusas por proveedores alternativos para fines de año, parece probable que los compradores europeos opten por no renovar los acuerdos de suministro con Rusia”, escribieron los analistas de Eurasia Group. “El alejamiento gradual de Europa de los suministros energéticos de Rusia es estructural y no tendrá marcha atrás”.