Varios diplomáticos rusos participaron en conversaciones reservadas para llevar a cabo una operación encubierta de "rescate" del fundador de WikiLeaks Julian Assange de la embajada ecuatoriana en Londres, donde está refugiado desde hace seis años para no ser arrestado y eventualmente extraditado a Estados Unidos. La operación secreta obviamente no iba a contar con el visto bueno de Londres y debía realizarse el día de Navidad de 2017 pero fue abortada a último momento por ser demasiado arriesgada, según el diario The Guardian. El plan incluía la salida de Assange en un vehículo oficial y con documentos que certificaran su inmunidad diplomática, aprovechando la retirada del dispositivo de vigilancia de Scotland Yard.
Un empresario ruso no identificado y dos diplomáticos ecuatorianos pudieron ejercer de intermediarios. El destino final habría sido Rusia, aunque también se estudió la posibilidad de un traslado en barco a Ecuador. Fidel Narváez, uno de los dos diplomáticos identificados por The Guardian, negó su papel en el plan y aseguró que sus contactos con la embajada rusa fueron siempre por los cauces oficiales y en "encuentros abiertos" con otros diplomáticos.
Narváez desempeñó sin embargo un papel crucial a la hora de conseguir un salvoconducto en 2013 al ex analista de la CIA Edward Snowden, para volar de Hong Kong a Moscú, donde logró el asilo. El otro funcionario ecuatoriano implicado en el plan de rescate de Assange fue Rommy Vallejo, ex director de la Agencia de Inteligencia Ecuatoriana. Vallejo llegó a viajar a Londres el 15 de diciembre de 2017 para supervisar la "operación rescate" que fue cancelada a último momento. La agencia de inteligencia estuvo también detrás de la "operación Hotel", un dispositivo especial de seguridad para proteger a Assange que pudo llegar a costar hasta 60.000 dólares mensuales.
Se desconoce qué papel que pudo jugar el entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa, muy próximo a Assange, que terminó su mandato en mayo de 2017. Correa ha sido crítico con su sucesor, Lenin Moreno, quien se refirió al fundador de WikiLeaks como "una piedra en el zapato" y vaticinó que antes o después tendrá que dejar la embajada. En los últimos meses, Assange vio restringidas sus visitas y se le interrumpió el acceso a Internet.
El diario ruso RBK llama la atención sobre el hecho de que las informaciones de The Guardian pondrán aún más el foco sobre Moscú en la investigación del fiscal especial de Estados Unidos, Robert Mueller, sobre la "trama rusa". Mueller cree que la publicación por parte de WikiLeaks de más de 50.000 documentos del correo electrónico de la entonces candidata demócrata a la presidencial, Hillary Clinton, fueron obtenidos por hackers rusos al servicio del Kremlin. Esa publicación benefició al entonces candidato Donald Trump. Assange lo niega, pero sabe que si acaba en Estados Unidos será condenado a muchos años de cárcel o incluso a la pena de muerte por apropiarse ilícitamente y publicar documentos confidenciales del Departamento de Estado, colaborar con los servicios secretos rusos y ayudar a Moscú a influir en las presidenciales de EEUU de 2016.
Assange, ciudadano australiano, solicitó visado ruso por primera vez en 2010, después de la publicación masiva de documentos en WikiLeaks sobre las comunicaciones del servicio diplomático estadounidense, en relación sobre todo con las guerras en Irak y Afganistán, y cuando Suecia había solicitado su extradición debido a las acusaciones de dos mujeres por violación. Un año después, en entrevista a una emisora rusa, Assange dijo que Rusia es una "isla de libertad" en donde podría desarrollar su actividad con comodidad. Analistas sostienen que ya en aquella época hizo planes de huida y Brasil era otro de los países que barajaba como posible refugio. Ahora su futuro es muy incierto.