Rusia alcanzó un sombrío hito en el Covid-19 esta semana. De acuerdo con el conteo que lleva la Universidad Johns Hopkins, el país es ahora el segundo del mundo en casos confirmados de coronavirus, según un informe de la CNN. La capital rusa, Moscú, ha sido la más afectada. De los 281.752 casos confirmados en Rusia, más de la mitad, 142.824, se encuentran en Moscú, informó ayer el organismo ruso creado para seguir el coronavirus. Pero Rusia informa de sólo 2.631 muertes, una tasa sospechosamente baja, que muchos ponen en duda. Como parámetro comprarativo, Italia, con 225 mil casos y casi 32 mil fallecidos, tiene casi 14 por ciento de muertes sobre casos verificados. Rusia, según sus cifras oficiales, está debajo del 1 por ciento de mortalidad. Además, el virus se está extendiendo por las regiones del enorme interior de Rusia, una masa terrestre interminable que cubre 11 husos horarios e incluye algunos de los lugares más remotos y empobrecidos del país.
En una reunión por videoconferencia con los 85 jefes regionales de Rusia, el presidente ruso Vladimir Putin dijo que delega en ellos si decidir continuar con las medidas de confinamiento o comenzar a levantar las restricciones para reabrir la economía. "Tenemos un gran país", dijo Putin. "La situación epidemiológica varía según las regiones. Ya hemos tenido en cuenta esto antes, y ahora en la siguiente etapa, tenemos que actuar de forma aún más específica y cuidadosa".
Según las estadísticas oficiales, la pandemia ha alcanzado todas las partes de la Federación Rusa, desde el enclave de Kaliningrado, creado después de la Segunda Guerra Mundial entre Polonia y Lituania, hasta el remoto distrito autónomo de Chukotka, sobre el estrecho de Bering. Las regiones de Rusia están empezando a informar de sus propias cifras, que a veces muestran disparidad entre las estadísticas de mortalidad e infecciones publicadas a nivel nacional en el portal stopcoronavirus.rf con los sitios web de los gobiernos locales.
La región de Kaliningrado, por ejemplo, reportó 13 muertes hasta el viernes, mientras que la oficina central de coronavirus reportó 11. El contraste entre las cifras de mortalidad nacionales y locales fue aún más marcado en la región de Chelyabinsk, en los montes Urales. Las autoridades locales allí informaron de 10 muertes relacionadas con Covid-19, contra las seis muertes atribuidas al coronavirus en el portal nacional.
La viceprimera ministra rusa Tatiana Golikova dijo a los medios de comunicación rusos que el gobierno no manipula las estadísticas, pero las cifras de mortalidad de Rusia se han convertido en asunto de debate. Los observadores han notado el número general comparativamente bajo de muertes en Rusia, que actualmente asciende a 2.631, según las autoridades, pese a que el país ocupa el segundo lugar en el mundo por el número de casos confirmados, detrás de los Estados Unidos.
En Moscú, los funcionarios de Salud respondieron a los informes de los medios sobre que no informaban sobre todas las muertes de Covid-19, diciendo que sus datos eran "absolutamente abiertos". Pero el Departamento de Salud de Moscú reconoció que sólo cuenta las muertes confirmadas a través de la autopsia como causadas directamente por coronavirus. Un criterio más amplio, como el usado en Europa occidental, seguramente daría una tasa de mortalidad más alta.
Moscú está procediendo con cautela. El alcalde de la capital, Sergey Sobyanin, dejó claro que no tenía prisa por acabar con las restricciones. "La eliminación prematura de las restricciones conlleva un riesgo real de una segunda pandemia", dijo. Pero en Moscú las restricciones no son muy estrictas: el famoso subterráneo sigue activo y solo desde el pasado martes se exige el barbijo. Y el domingo pasado, 12 de mayo, se disputó a estadio lleno la final del campeonato de fútbol entre el CSKA Moscú y el Zenit de San Petersburgo.Moscú está mejor equipada que las regiones menos favorecidas de Rusia. Es la cara internacional de Rusia, y Putin y el gobierno local lo tienen muy claro. El gasto en proyectos de embellecimiento durante la última década llegó a 20.500 millones de dólares. No hay que viajar muy lejos para ver las disparidades en el nivel de vida y la decrepitud del sistema de salud. La periodista Irina Shikhman visitó Ivanteyevka, a 15 kilómetros de Moscú, donde mostró un hospital decrépito y mal iluminado.