Rusia ha recurrido a varias firmas chinas para fabricar la vacuna Sputnik V, en un esfuerzo por acelerar la producción mientras crece la demanda de su fármaco. Pero la puesta en producción de las plantas chinas tardará al menos varios meses. Rusia se ha comprometido a proveer 630 millones de dosis a casi 100 países, pero hasta ahora pudo proveerlos con apenas 11,5 millones.
En las últimas semanas, Rusia anunció tres acuerdos para fabricar 260 millones de dosis con empresas chinas de vacunas. Es una decisión que podría suponer un acceso más rápido a la vacuna para países en América Latina, Oriente Medio y África que han encargado el inmunizante.
Sin embargo, los expertos han puesto en duda que Rusia pueda cumplir sus compromisos con países de todo el mundo. Aunque ha prometido entregar cientos de millones de dosis, sólo ha enviado una pequeña parte.
La demanda de la Sputnik V supera con creces a la capacidad de producción rusa, indicó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Para aumentar la producción, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), que financió la Sputnik V, ha firmado acuerdos con varias farmacéuticas en otros países, como India, Corea del Sur, Brasil, Serbia, Turquía y Italia, entre otros. Pero hay pocos indicios de que los fabricantes extranjeros, salvo los de Bielorrusia y Kazajistán, hayan producido grandes cantidades de la vacuna por ahora.
Airfinity, una compañía de análisis científico con sede en Londres, estima que Rusia acordó proporcionar unas 630 millones de dosis de Sputnik V a unos 100 países, de las que por ahora se han exportado apenas 11,5 millones de dosis.
El RDIF rechazó decir cuántas dosis están llegando a otros países. Según reportes, hasta el 27 de abril se habían producido en Rusia menos de 27 millones de lotes de dos dosis de la Sputnik V.
El RDIF, que gestiona la cooperación internacional para la Sputnik V, dijo en abril que produciría 100 millones de dosis en colaboración con el laboratorio chino Hualan Biological Bacterin, tras un primer acuerdo en marzo con Shenzhen Yuanxin Gene para fabricar 60 millones de dosis más.
El pasado noviembre se anunció otro acuerdo con Tibet Rhodiola Pharmaceutical Holding, que había pagado 9 millones de dólares para manufacturar y vender la vacuna Sputnik V en China. El RDIF dijo en abril que los términos del acuerdo eran por 100 millones de dosis con una filial de Tibet Rhodiola.
Rusia es "muy ambiciosa y es improbable que complete sus objetivos'', dijo Rasmus Bech Hansen, fundador y director general de Airfinity. Trabajar con China para producir la Sputnik V beneficiaría a ambos países, señaló.
En los últimos años, las empresas chinas de vacunas han pasado de producir principalmente para el país a proveer al mercado global, y algunas han obtenido la preautorización de la OMS -considerada como un sello de calidad- para algunas vacunas. Con la pandemia, las firmas chinas han exportado cientos de millones de dosis.
Las fabricantes chinas han ampliado rápido su capacidad y dicen que pueden cubrir la demanda en su país para final de año. "Esto es un reconocimiento de los fabricantes chinos de vacunas que pueden producir en gran volumen'', indicó en un email Helen Chen, responsable de la consultora estratégica del sector farmacéutico LEK Consulting, en Shangai. Sin embargo, ninguna de las tres empresas chinas ha empezado aún a fabricar la Sputnik V.
Tibet Rhodiola empezó a construir una fábrica en Shangai a finales del año pasado, y espera iniciar la producción en septiembre, según dijo la firma el mes pasado en su junta anual de inversionistas. El presidente de Tibet Rhodiola, Chen Dalin, también dijo que tras el traspaso exitoso de tecnología comenzarían con un pedido de 80 millones de dosis para vender a Rusia. Un empleado de la compañía rechazó pasar una petición de llamada al departamento de medios de la compañía para pedir declaraciones.
Tampoco están claros los plazos de los nuevos acuerdos. Hualan Bio estaba entre las 10 mayores fabricantes de vacunas en China en 2019. La compañía no respondió a llamadas telefónicas.
Una vocera de Shenzhen Yuanxing rechazó concretar cuándo iniciaría la producción en la compañía, aunque dijo que las vacunas no se venderían en China. El RDIF ha dicho que la producción empezaría este mes.
Pese a las demoras, la diplomacia rusa de vacunas ha hecho avances.
Rusia fue el primer país en aprobar una vacuna contra el coronavirus, algo que fue muy criticado por la comunidad científica, dado que la Sputnik V estaba en las fases iniciales de ensayos en ese momento, y desde un principio aspiró a distribuirla de forma internacional. Semanas después de que las autoridades autorizaran el uso de la Sputnik V, el RDI empezó a publicitarla en el extranjero y anunció varios acuerdos para distribuirla a otros países. Por ahora está ganando la batalla de las relaciones públicas, según un reporte de analistas el Economist Intelligence Unit sobre la diplomacia de vacunas de Rusia y China.
"Rusia ha podido construir lazos diplomáticos más fuertes y en zonas donde no pudo antes", indicó Imogen Page-Jarrett, analista del EIU. "Tienen esta ventana de oportunidad, mientras que Estados Unidos, la Unión Europea e India se centran en lo interno y el resto del mundo reclama un suministro de vacunas".
Las críticas iniciales a la vacuna rusa se han visto acalladas en gran parte por los datos publicados en la revista médica británica The Lancet, que indicaban que los ensayos clínicos de fase 3 demostraban que era segura y con una efectividad del 91%. Estas críticas resurgido recientemente, cuando la agencia de medicamentos de Brasil rechazó aprobar la Sputnik V y pidió más información. Eslovaquia hizo algo similar. Y ni la Unión Europea ni la agencia FDA de EEUU han aprobado la vacuna rusa.