Moscú. — Yulia Jrushcheva, la nieta de Nikita Kruschev, ha presentado varias
demandas contra una cadena televisiva estatal rusa por difundir un documental dramatizado, según el
cual su padre, Leonid, fue ejecutado por traición en la Segunda Guerra Mundial. La versión sobre la
traición de su padre, que los historiadores niegan, ha sido publicada más de una decena de veces en
libros, revistas y diarios de la era pos-soviética. A veces Yulia, de 68 años, no puede siquiera
leerlas. "No soy tan fuerte", dice.
Algunos integrantes de la familia Kruschev afirman que el rumor constante es
parte de una batalla silenciosa entre símbolos políticos, en la que quienes promueven un Estado
central fuerte han intentado debilitar las instituciones democráticas. Dicen que el propósito es
mejorar la reputación de líderes como Vladimir Putin y Josef Stalin, empañando la de figuras como
Kruschev, que denunció los arrestos masivos de Stalin, las ejecuciones y las deportaciones en un
discurso secreto de 1956 dirigido a los líderes del Partido Comunista soviético, que más tarde se
divulgaría al resto de la población. La táctica, afirman, es calumniar al hijo con una acusación
falsa para difamar a su famoso padre, y después argumentar que el festejado discurso de Kruschev,
fue en realidad un acto motivado por el deseo de venganza.
Irina Shcherbakova, del grupo Memorial de Moscú, una organización por los
derechos humanos, afirmó que las autoridades ayudan "indudablemente" a esparcir los rumores sobre
la supuesta ejecución de Leonid Kruschev, como parte de la batalla épica de Rusia entre el
autoritarismo y la reforma, de la que Stalin y Kruschev son símbolos. "La razón por la que estos
rumores persisten.... obedece a la naturaleza de este país, en el que los reformistas son
considerados como débiles y los tiranos fuertes", afirmó.
Mitos banales. En un esfuerzo por reescribir la historia luego de un período de
reformas, los autócratas rusos han recurrido tradicionalmente a "los mitos banales, las historias
de los periódicos sensacionalistas y los programas tipo «talk shows» de la televisión", dijo
Shcherbakova.
Sin embargo, algunos politólogos opinan que los ataques a Kruschev son un ajuste
de cuentas entre los descendientes de las elites de la época soviética más que una campaña
orquestada por el Estado para restar valor a las reformas. "No creo que Kruschev sea del mínimo
interés para el actual gobierno ruso", dijo Masha Lipman, un analista del centro Carnegie de Moscú,
que ha criticado al Kremlin más de una vez.
Aún así, la celebración del poder oficial ha sido uno de los temas principales
en las artes rusas y la educación en los últimos años. La industria cinematográfica del país, que
cuenta con importantes subsidios estatales, ha producido películas de suspenso que muestran a Rusia
amenazada por Occidente, protegida por sus fuertes zares, los férreos secretarios de los primeros
años del Partido Comunista y los vigorosos presidentes modernos, esencialmente Putin.
Cruel y exitoso. Los nuevos libros elogian la concentración del poder de Putin y
pintan a Stalin como un líder exitoso aunque cruel. El año pasado, Putin declaró a los profesores
de historia que nadie puede hacer sentir a los rusos culpables por los crímenes de Stalin pues "en
otros países han ocurrido cosas peores". Algunos programas de entretenimiento rusos, incluyendo una
dramatización de la novela de Alexander Solzhenitsyn "El primer círculo", han criticado al
dictador. Pero los espectadores de una miniserie titulada "La luz de Stalin" afirman que en el
programa Stalin es retratado como un héroe.
En junio, el ex presidente Mijaíl Gorbachov, otro reformista de la era
soviética, instó a la creación de un monumento para las millones de víctimas del Gulag de Stalin,
lamentándose de que haya quienes lo consideran un "dirigente brillante", más que un dictador
asesino. Por lo general, Kruschev es recordado en Occidente como el líder soviético que golpeó una
mesa con un zapato y confrontó al joven presidente John F. Kennedy durante la crisis de los misiles
en Cuba. Pero en Rusia se le recuerda más por su discurso de 1956.
Acto de venganza. Para aquellos que defienden a Stalin, la historia de la
supuesta traición de Leonid sugiere que el discurso de Kruschev fue un acto de venganza. En una
enciclopedia de 2004 titulada "La época de Stalin: la gente y los hechos" Vladimir Sujodeyev
escribió que Nikita Kruschev se arrodilló implorando a Stalin por la vida de su padre, Leonid.
"Stalin le pidió que se levantara y mantuviera la compostura", escribió Sujodeyev. El autor se negó
a dar una entrevista y argumentó: "Todo lo he dicho en el libro, no tengo nada más que decir".
Para Yulia Jrushcheva, las miniserie de mayo de 2006 "Estrellas de la era" fue
la gota que colmó el vaso. Presentó una demanda contra la televisora First Channel acusándola de
"degradar el honor, la dignidad y el buen nombre de L. N Kruschev". La demanda no pide una
compensación específica por daños. Las cortes rusas se han negado a atender el caso, sosteniendo
que las televisoras tienen derecho a transmitir hechos de ficción sobre figuras políticas
históricas. La miniserie fue retransmitida en mayo en una cadena nacional distinta. La cadena First
Channel prometió numerosas veces dar respuesta a los intentos de Associated Press para conocer su
punto de vista, pero hasta el momento no se ha recibido ninguna. Yulia Jrushcheva llevó el caso al
Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, pero la corte rechazó el caso.