Madrid/Santander. — Sólo una vez apareció fotografiado como jefe de Estado a
lomos de un caballo pasando revista a las tropas. Fue en 1945, en el Desfile de la Victoria. Pero
esa imagen de Francisco Franco se convirtió en un emblema de la dictadura que perduró en España.
Ayer, más de 30 años después de su muerte, desaparece la última estatua ecuestre de Franco.
Bajo la lluvia y la mirada atenta de cientos de viandantes, los operarios
comenzaron a trabajar a primera hora en Santander, en el norte de España, para separar la base de
la estatua de su pedestal. Es "una buena noticia para las miles de víctimas de la dictadura
franquista que han tenido que convivir durante treinta años de democracia con numerosos monumentos
que exaltan a quienes conquistaron el poder a través de un golpe de Estado", dijo la Asociación
para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Las estatuas ecuestres de Franco, dispersas por la geografía española, fueron
objeto de debate desde la llegada de la democracia a España tras la dictadura. Pero resistieron en
sus pedestales para satisfacción de los nostálgicos del franquismo y desesperación de quienes
denostan 40 años de dictadura.
La de Santander era la última estatua del general a caballo que quedaba en un
espacio público. Su retirada se decidió hace cuatro años pero se aplazó hasta que tuviera lugar la
reforma de la plaza del Ayuntamiento de Santander, un lugar que hasta el año 2001 se llamó plaza
del Generalísimo Franco. En ella se instaló la estatua ecuestre en 1964. Tras la remodelación del
lugar, Franco y su caballo de cobre no regresarán a ella. El alcalde, del conservador Partido
Popular (PP), quiere instalarla en el futuro museo de Cantabria, como "elemento histórico".
La de Santander es una de las estatuas ecuestres de Franco más emblemáticas. Es
gemela, hecha con el mismo molde, de la que en Madrid presidió durante 46 años la plaza San Juan de
la Cruz, cercana al céntrico Paseo de la Castellana, y que fue retirada con gran polémica en marzo
de 2005. Su autor, el escultor José Capuz, se inspiró en otra estatua ecuestre para hacerla: la de
la ciudad italiana de Padua que Donatello erigió en el siglo XVI y que está dedicada al
"condottiero" Erasmo de Narmi, conocido como "Gattamelata".
La retirada de la estatua de Madrid la ordenó la ministra de Fomento, Magdalena
Alvarez, un año después de que los socialistas llegaran al gobierno y cuando estaba a punto de
cumplirse el 30º aniversario de la muerte de Franco. "Es impensable que en ámbitos públicos existan
recuerdos de dictadores", defendió entonces la decisión el presidente del gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero.
La ley de la memoria histórica, aprobada en 2007, permite a las administraciones
retirar escudos, insignias, placas y menciones conmemorativas de exaltación de la sublevación
militar de 1936, la Guerra Civil (1936-1939) y la represión durante la dictadura (1939-1975). Pero
incluso antes de aprobarse esta ley ya habían sido retiradas estatuas del dictador, como la de
Ferrol, ciudad natal de Franco.
Sin caballo. Ahora sólo queda una estatua de Franco: está en la ciudad autónoma
de Melilla, norte de Africa, pero en ella el dictador no está a caballo, sino de pie, y pronto será
retirada. No obstante, para algunos como el ex ministro franquista José Utrera Molina, "Franco
cabalga aún en la historia de España". Otros prefieren centrarse en que la memoria del dictador
está desapareciendo al menos de las calles.