El presidente ruso Vladimir Putin acusó a Turquía de haber abatido la semana pasada un bombardero ruso sobre la frontera con Siria para "proteger el tráfico de petróleo" que realiza hacia Turquía el grupo terrorista Estado Islámico (EI). La grave acusación marcó una nueva escalada en el enfrentamiento entre Turquía y Rusia, que comenzó de forma incipiente cuando Moscú inició una campaña aérea sobre Siria a fines de septiembre. Pero las cosas empeoraron precipitadamente cuando la semana pasada un caza turco derribó un bombardero ruso. Un piloto sobrevivió pero el otro murió. Asimismo, un soldado ruso murió bajo fuego rebelde en la operación de salvataje. Desde entonces Putin ha puesto en la mira a Turquía, aplicándole cada día nuevas sanciones.
Ayer, Putin rechazó entrevitarse con su par turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, al margen de la cumbre del clima Le Bourget, al norte de París. "Tenemos todos los motivos para pensar que la decisión de derribar nuestro avión fue dictada por la voluntad de proteger estas vías de paso del petróleo hacia el territorio turco, precisamente hacia los puertos donde es cargado en buques cisterna", denunció Putin en una conferencia de prensa al margen de la cumbre. "Hemos recibido informaciones complementarias que desgraciadamente confirman que ese petróleo, producido en zonas (de Siria) controladas por el EI y otras organizaciones terroristas, es encaminado masivamente, de manera industrial, hacia Turquía", afirmó Putin. Es la primera vez que un jefe de Estado denuncia públicamente la complicidad activa de otro Estado con el grupo terrorista islámico. Y una vez más, Putin rechazó entrevistarse con su homólogo turco Erdogan. La réplica turca no se hizo esperar. "Ningún primer ministro, ningún presidente ni otra autoridad turca se excusará", declaró, tajante, el primer ministro turco Ahmet Davutoglu tras entrevistarse con Jens Stoltenberg, secretario general de la Otán, de la que Turquía es miembro. La Otán es el enemigo retórico favorito del nacionalismo de Putin, y se ha exacerbado en los medios rusos desde la ocupación militar de Crimea a inicios de 2014, acto ilícito de Rusia que llevó a las sanciones europeas.
Casi una semana después del incidente en que cazas F-16 turcos abatieron en el espacio aéreo de la frontera sirio-turca a un bombardero Sukhoi-24 que regresaba de una misión, la grave crisis diplomática entre Moscú y Ankara no da señales de remitir, sino todo lo contrario. La fiebre antiturca continúa en Rusia, donde los medios de comunicación estatales lanzan toda su ira contra Turquía, que era hasta hace poco un socio privilegiado.
Erdogan tuvo palabras apaciguadoras hacia Moscú, pero debió finalmente pasar a responder los gestos agrevisos de Putin. Ankara se niega a presentar excusas, e insiste en que actuó de manera legítima para proteger su espacio aéreo. Ayer Estados Unidos salió nuevamente en defensa de Turquía y citó datos de su inteligencia militar que probarían que el Su-24 fue derribado sobre espacio aéreo turco. Por su parte, las autoridades rusas aceleran las represalias, traducidas en sanciones económicas contra Turquía, cuya amplitud será limitada pero real. "La información a disposición, que incluye pruebas de Turquía y de nuestras propias fuentes, indica que la aeronave rusa violó el espacio aéreo turco", enfatizó la portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Elizabeth Trudeau. "También sabemos que los turcos enviaron múltiples advertencias a los pilotos rusos antes de la violación del espacio aéreo, de la que los turcos no son en nada responsables", añadió.
El embargo que Rusia prevé imponer a Turquía estará limitado a las frutas y verduras aunque podría ampliarse. Turquía sufrirá más las restricciones impuestas al sector turístico. Moscú prevé prohibir los vuelos chárter entre ambos países. Además, a partir del 1 de enero de 2016 se restablecerá el régimen de visados oblitatorios y se prohibirá a los empresarios rusos emplear a trabajadores turcos.
Funeral. Rusia además advirtió ayer que sus bombarderos que operan en Siria serán equipados con misiles aire-aire.Paralelamente, el cadáver del teniente coronel Oleg Pejkov, uno de los pilotos del Sukhoi-24 abatido, fue recibido en Rusia con gran pompa. Había partido dede Turquía a bordo de una avión de transporte. El oficial, de 45 años, murió cuando descendía en paracaídas tras haber logrado eyectarse del avión. Su navegante, el capitán Konstantin Murajtin, fue rescatado por fuerzas especiales rusas y sirias. Pero un primer intento de rescate costó la vida a un soldado ruso. El cadáver llegó ayer al aeropuerto militar de Moscú, donde fue recibido con grandes honores por una guardia con uniformes de gala. Será enterrado en Lipetsk, donde residía.