Washington.— El asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama, el general retirado James Jones, dijo ayer que EEUU no suspenderá sus ataques aéreos en Afganistán, pese a que muchos los culpan de numerosas muertes de civiles.
Washington.— El asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama, el general retirado James Jones, dijo ayer que EEUU no suspenderá sus ataques aéreos en Afganistán, pese a que muchos los culpan de numerosas muertes de civiles.
Jones señaló que EEUU continuará tomando decisiones militares basadas en la mejor información de inteligencia disponible, pero se negó a descartar acciones, al alegar: "No podemos pelear con una mano detrás de la espalda".
El presidente afgano Hamid Karzai dijo que recientes bombardeos y ataques aéreos estadounidenses en la provincia de Farah causaron la muerte de hasta 130 civiles. Esas misiones, dijo, han creado nubes de sospechas sobre ocho años de batallas encabezadas por EEUU en Afganistán.
Luego de que el gobierno de los talibanes fuese derrocado a finales de 2001, sus líderes y Osama Bin Laden, acompañados de la cúpula de Al Qaeda, escaparon a través de las escarpadas montañas hacia la vecina Pakistán.
A medida que la guerra se prolonga, sin embargo, los talibanes han retomado el control de hasta un 40 por ciento de Afganistán, haciendo que la violencia aumente y se extienda a Pakistán. Se piensa que Bin Laden y su lugarteniente Ayman al-Zawahiri siguen prófugos y que están en el lado paquistaní de la frontera.
Escudos humanos. Jones reconoció las dificultades que enfrentan las tropas estadounidenses que combaten a los talibanes, y sostuvo que esa organización no titubea en usar a civiles como escudos humanos. "Tenemos que ser cuidadosos para asegurarnos de que no herimos ni matamos innecesariamente a civiles", dijo Jones.
El general David Petraeus, jefe del comando central estadounidense, fue menos directo cuando se le preguntó sobre la demanda de Karzai de suspender los bombardeos, pero no dio indicio alguno de que Washington vaya a acceder.
"Tenemos que examinar la situación, asegurarnos de que nuestros comandantes entienden las sutilezas de la situación, su complejidad y hagan lo apropiado", dijo Petraeus. "Es un problema difícil, pero no es imposible de resolver", afirmó.
El ex vice presidente de EEUU, Dick Cheney, hablando en el programa de CBS "Face The Nation", también defendió los ataques aéreos.
Ofensiva paquistaní. Mientras tanto, el ejército de Pakistán anunció ayer que mató a por lo menos 180 presuntos milicianos talibanes en las últimas 24 horas en el valle de Swat, en el noroeste del país, así como en áreas circundantes.
La cifra no pudo ser confirmada por fuentes independientes. Tampoco resulta claro si algunas de las muertes habían sido previamente anunciadas en comunicados ofrecidos el sábado por el ejército.
Alentadas por EEUU, las autoridades paquistaníes lanzaron la semana pasada una ofensiva de gran escala en Swat para contener el avance de los talibanes en distritos que están a sólo 100 kilómetros de la capital.
Testigos aseguran que decenas de civiles han resultado muertos o heridos en Swat y los distritos cercanos de Buner y el Bajo Dir.
Civiles en fuga. Por otra parte, miles de civiles — muchos a pie y otros desplazándose en carros tirados por mulas— abandonaron ayer el valle de Swat, mientras las autoridades suspendían un toque de queda durante algunas horas.
Naciones Unidas manifestó su preocupación por el "desplazamiento masivo". El organismo calcula que 200.000 personas abandonaron ya las zonas de conflicto y que otras 300.000 se disponen a hacerlo. Estas se unirán a otras 555.000 personas que ya huyeron de la región y que se alojan en casas alquiladas o con parientes.
Intolerables
El grupo de ayuda World Vision dijo ayer que las altas temperaturas, la falta de servicios sanitarios y de electricidad hacen que las condiciones en los campos para refugiados de Pakistán sean "intolerables". "Es posible que no podamos cumplir las necesidades más básicas de los refugiados", admitió la agencia humanitaria.