Al menos 25 personas fallecieron y otras 49 resultaron heridas de diversa gravedad ayer por la mañana a causa de la explosión de una bomba de gran potencia en una iglesia copta de El Cair. El artefacto estalló en la sección dedicada a las mujeres de la iglesia de San Pedro y San Pablo, adyacente a la catedral de San Marcos, sede del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta, la principal confesión cristiana del país. Este es el ataque más violento padecido durante las últimas años por la minoría cristiana copta, que representa aproximadamente un 10 por ciento de la población egipcia, y se añade al continuo goteo de atentados perpetrados por la insurgencia islamista desde verano de 2013. Pero el de Egipto fue solo uno de varios atentados terroristas en Medio Oriente durante el fin de semana. En Turquía, los muertos llegaron a 38 causados por un doble atentado en Estambul. En Somalia, un grupo islamista dejó al menos 30 muertos en Modadiscio. Y debe sumarse el doble atentado kamikaze de dos niñas en Nigeria el pasado viernes, obra casi seguramente de Boko Haram. La lista se amplía con otro atentado en Egipto, en la zona de las pirámides, contra una patrulla militar. Pero no en todos los casos se trata del Estado Islámico o de formaciones afines: en Estambul atacó un grupo extremista kurdo.