El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mostró ayer una desafiante defensa de su liderazgo internacional, reprochando a quienes lo acusan de débil pero advirtiendo que no todas las amenazas globales requieren una respuesta militar estadounidense. En un discurso a los cadetes de la academia militar de West Point, Obama rechazó que el poder estadounidense haya menguado bajo su mandato, durante el cual se produjo el retiro de tropas de Irak y ahora de Afganistán. El mandatario también prometió aumentar el apoyo a los rebeldes sirios, defender a Ucrania sobre Rusia y hacer más transparentes los ataques de drones contra sospechosos de terrorismo. Advirtió además que Estados Unidos está dispuesto a defender la libre circulación marítima en el sur del Mar de China. "Decir que tenemos un interés en buscar la paz y la libertad más allá de nuestras fronteras no es decir que cada problema tiene una solución militar", dijo.
Espina dorsal. "Después de la Segunda Guerra Mundial, algunos de nuestros errores más costosos no surgieron de nuestra prudencia sino de nuestra voluntad de precipitarnos a aventuras militares sin pensar en todas las consecuencias", señaló. La política exterior de Obama, que fue considerada uno de sus puntos fuertes, es ahora criticada por quienes creen que luce débil frente a los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; y de China, Xi Jinping. Sus detractores le reclaman que debió haber enviado tropas estadounidenses a Siria, responder con mayor contundencia a la anexión rusa de parte de Ucrania, o le critican que dejó a Irak y Afganistán a defenderse por su cuenta. "Estados Unidos debe mostrar el camino en la escena internacional. Si no lo hacemos, nadie lo hará. El ejército (...) es y siempre será la espina dorsal de ese liderazgo", indicó el mandatario a los cadetes. Pero "una intervención militar estadounidenses no puede ser el único o el primer componente de nuestro liderazgo en cualquier circunstancia", advirtió.
Obama llamó la atención sobre los elevados costos, tanto financieros como humanos asociados a la aventuras militares, subrayando que no es inmune a las muertes de soldados durante su gobierno. Ante los cadetes, el presidente dijo que los estaría traicionando "si los envío al peligro simplemente porque vi un problema en alguna parte del mundo o porque esté preocupado por los críticos que piensan que la intervención militar es la única manera para evitar que Estados Unidos parezca débil".
Ayuda a rebeldes en Siria. Obama, que ha sido presionado para incrementar la ayuda a los rebeldes sirios que luchan a la vez contra el gobierno de Bashar Assad y los extremistas islámicos, resaltó la complejidad del conflicto. "Tan frustrante como sea, no hay respuestas fáciles, no hay una solución militar que pueda eliminar el terrible sufrimiento en el corto plazo", se lamentó el mandatario. "Como presidente, tomé la decisión de no enviar tropas estadounidenses a esta guerra civil, y creo que esa es la decisión correcta", añadió. "Pero eso no significa que no debemos ayudar al pueblo sirio a defenderse de un dictador que bombardea y hambrea a su pueblo", agregó Obama.
Obama dijo que trabajará con el Congreso para aumentar el apoyo a la oposición siria, mientras existen reportes de que Estados Unidos empezará a entrenar abiertamente a los rebeldes. Washington se ha resistido, sin embargo, a enviar armamento como misiles antiaéreos a los rebeldes, por miedo a que caigan en manos de los extremistas.
Fondo antiterrorista. Obama también afirmó que el terrorismo sigue siendo la mayor amenaza a la seguridad de Estados Unidos, al anunciar un nuevo fondo de 5.000 millones de dólares para equipar y entrenar a aliados en la lucha antiterrorista, por ejemplo en Africa. Igualmente defendió su decisión de mantener cerca de 10.000 soldados en Afganistán un año más luego que las tropas de combate abandonen ese país este año, y de reducir gradualmente la presencial militar a un destacamento en la embajada estadounidense en Kabul para el fin de 2016, justo antes de dejar la presidencia.
Los dichos de Obama se producen un día después de que anunciara el fin de la misión internacional en Afganistán para diciembre, tras 13 años de presencia militar en el país centroasiático, y su intención de mantener allí sólo 9.800 soldados. Según explicó Obama, el plan es reducir ese contingente a la mitad a fines de 2015, con miras a retirar toda la presencia militar norteamericana en Afganistán antes de que termine 2016. Si este calendario se cumple, Obama habrá cumplido la promesa de acabar durante su presidencia con las guerras que ese país inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Obama dejó en claro que su gobierno seguirá usando aviones no tripulados (drones) "cuando sea necesario" y para protegerse, aunque matizó que ordenó que su uso sea más transparente respecto a cuándo y cómo recurre a este criticado recurso que ha causado decenas de víctimas civiles, sobre todo en Pakistán. Por último, en relación a las crecientes diferencias entre Washington y Moscú por la crisis desatada en Ucrania, Obama aseguró que la tensión "no supone un regreso a la dinámica de la Guerra Fría", pese a que las acciones rusas "recuerdan los días en los que los tanques soviéticos entraron en el este de Europa".
El tono de su discurso en West Point buscó dar a entender que Estados Unidos busca desmilitarizar su política exterior y ejercer un liderazgo pacífico en el mundo, pero ese liderazgo y la influencia real de Washington está fuertemente en duda en su propio país. El repliegue tras más de una década de guerras en Irak y Afganistán dejó espacio a potencias emergentes y viejos rivales, como la pujante China que no esconde sus ambiciones regionales, mientras en Europa, Rusia se anexionó Crimea pese a las quejas internacionales.