El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió ayer al mundo asumir su responsabilidad y apoyar un ataque a Siria ante el presunto uso de armas químicas por parte de su gobierno, horas antes de que su plan de ofensiva superara su primera votación en el Congreso norteamericano. Al igual que Obama, su par ruso, Vladimir Putin, también dejó ayer en claro cuál será su posición frente a un posible ataque a Siria en la cumbre del G-20, que comenzará hoy en San Petersburgo, Rusia, y que enfrentará cara a cara a aliados y detractores del gobierno sirio de Bashar Assad.
"Sólo el Consejo de Seguridad de la ONU puede autorizar el uso de la fuerza contra un Estado soberano. Cualquier otro pretexto o método es inadmisible y sólo puede ser calificado como una agresión", sentenció el anfitrión de la cumbre del G-20. Ante la pregunta de si apoyaría un ataque dentro del Consejo de Seguridad de la ONU si se demuestra que fue el régimen de Assad quien lanzó el ataque con gas tóxico contra un suburbio de Damasco el 21 de agosto pasado, Putin aseguró que no lo descarta.
Desde hace meses, las diferencias sobre Siria entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad mantienen paralizado al máximo órgano de las Naciones Unidas. Mientras Estados Unidos, Francia y Reino Unido presionaron para sancionar, aislar y eventualmente atacar al gobierno sirio, Rusia y China vetaron cada uno de sus intentos.
Hoy los mandatarios de estas cinco potencias se verán las caras en la cumbre del G-20 en Rusia y, por eso, Obama lanzó ayer un llamado a la comunidad internacional para conseguir aliados internacionales y reforzar su argumento a favor de un ataque a Siria dentro del debate en curso en el Congreso estadounidense.
Durante su primera visita oficial a Suecia, Obama habló en rueda de prensa conjunta con el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, y reiteró su compromiso con un "ataque limitado y proporcional" que deteriore la capacidad militar de Siria. "Yo no tracé una línea roja", continuó el mandatario, en referencia a su presunta política de intolerancia al uso de armas químicas. "El mundo trazó una línea roja. Mi credibilidad no está en juego. La credibilidad de la comunidad internacional está en juego, y también de Estados Unidos y su Congreso", agregó.
Mientras el presidente y premio Nobel de la paz hablaba en el Palacio Real, a sólo unas cuadras de allí miles de manifestantes se concentraron en la plaza de Mynttorg para repudiar su presencia y sus planes bélicos para Siria.
Primera victoria. Atento a las críticas que circulan por los medios internacionales y en las calles de algunas de las principales ciudades del mundo, Obama intentó convencer a los escépticos y memoriosos, que comparan la situación actual con el contexto de 2003, previo a la invasión estadounidense a Irak sin aval de la ONU. "No estoy interesado en repetir los errores por culpa de malas informaciones. Pero puedo decir con total seguridad: «se han usado armas químicas»", prometió el mandatario desde Estocolmo.
La Casa Blanca se anotó ayer una primera victoria en el Congreso al superar la votación sobre un ataque a Siria en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado por 10 votos contra 7. Se espera que el pleno del Senado vote a principios de la semana próxima el proyecto de moción aprobado ayer en comisión, que permitiría una operación militar en Siria de hasta 60 días, con posibilidad de que Obama la extienda otros 30 días más. Si es aprobado, el texto, que veda el envío de tropas terrestres, pasará a la Cámara de Representantes, donde ayer ya comenzaron las audiencias con altos funcionarios del gobierno de Obama, en un esfuerzo por apurar los tiempos del proceso legislativo.
La votación en el Comité del Senado se dio a conocer ayer en medio del debate en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes (Diputados), donde el secretario de Estado, John Kerry, volvió a defender el plan de Obama de actuar ante el uso de armas químicas por parte del régimen sirio.