Conquistó al mundo con su vida espartana y su prédica contra el consumo, sorprendió con la regulación del mercado de la marihuana y al acoger refugiados sirios. El domingo José Pepe Mujica deja el poder con su popularidad a tope pero con gran parte de sus promesas de campaña en el debe.
"Me quedaron cantidad de cosas por hacer y espero que el gobierno que venga sea mejor que el mío y tenga muchos más logros", admitió el propio mandatario el jueves, en una entrevista con el semanario Búsqueda.
Poco apegado al protocolo y con una vida casi de película que atrajo la atención del cineasta serbio Emir Kusturica, este exguerrillero de 79 años cierra cinco años de gobierno atípicos en el que se lo pudo ver almorzando en bares del centro de Montevideo junto a su chofer, conduciendo su viejo Volkswagen "Escarabajo" de 1987 o asistiendo a la asunción de un ministro vistiendo un pantalón arremangado y viejas sandalias.
"Uno llega a la presidencia con una cuota de idealización y después la realidad lo golpea en el hocico", dijo en la misma entrevista, con su habitual lenguaje directo que le valió varios roces diplomáticos durante su mandato.
De todas formas, cree que "unas cuantas cosas se hicieron". "Logré que Uruguay exista, por ejemplo. Lo puse en el mapa", aseguró. Precisamente ese es a menudo señalado por analistas como el mayor logro de este hombre pragmático y negociador, que no pudo cumplir con todas sus promesas de campaña.
"Mujica no logró dejar una huella tan profunda como hubiera querido en materia de las políticas públicas. Pero su pasaje por la Presidencia dejó un legado intenso y perdurable en el plano simbólico", estimó el doctor en Ciencia Política Adolfo Garcé en una reciente columna en el diario El Observador.
Según el analista, por su pasado de guerrillero derrotado Mujica "se convirtió en símbolo inesperado y rotundo del valor de la democracia electoral", fue símbolo del gobernante que no se coloca por encima de los demás ciudadanos y se convirtió en ejemplo del político que rechaza la acumulación de bienes materiales.
Estos valores "no son excepcionales en la política uruguaya.
Pero Mujica logró llevarlos hasta el extremo y convertirlos en una dimensión distintiva de la marca país", aseguró.
"Mujica termina con una fama internacional muy grande, por sus características personales, por su modo de ser, por la austeridad que practica, y hay cierto contraste entre ese exitosísimo personaje que ha construido con lo que es su performance profesional como gobernante, donde hay algunas cosas razonablemente buenas, otras que no lo son tanto y algunas nada buenas", comentó por su parte a la AFP el doctor en Ciencia Política Jorge Lanzaro.
Una de las "asignaturas pendientes" que deja el popular mandatario es la reforma educativa, un tema que Mujica había subrayado fuertemente en su discurso de asunción en 2010.
En este país tradicionalmente orgulloso de su bajo analfabetismo, en las últimas décadas la tasa de repetición y la deserción educativa aumentaron, la ansiada reforma prometida por Mujica quedó en el debe y su plan de elevar a grado universitario la enseñanza técnica quedó a medio camino, por oposición de su propio partido.
Prometió recuperar el ferrocarril, pero sus esfuerzos tampoco dieron frutos y las antiguas vías abandonadas siguen a la espera de las inversiones millonarias necesarias para revitalizarlas.
También quedaron por el camino planes de reforma del Estado o la promesa de un shock de infraestructura, que planeaba financiar con un impuesto a los grandes terratenientes que terminó siendo declarado inconstitucional.
Su gobierno será recordado sin embargo por reformas sociales como la despenalización del aborto o la legalización del matrimonio homosexual, medidas que si bien acompañó venían siendo impulsadas por organizaciones sociales desde hacía años.
Además pateó el tablero al defender a capa y espada la regulación del mercado de la marihuana, aprobada en el Parlamento hace más de un año y que permite el autocultivo, los clubes de cannabis y la venta de la sustancia en farmacias.
Su gobierno, sin embargo, no llegó a implementar la parte más polémica de la norma -la venta al público, previo registro y con límites- una medida rodeada de interrogantes, dado que el presidente electo Vázquez mira con recelo la idea.
En el terreno económico, en una región en la que el crecimiento se ha desacelerado, el mandatario deja el país con un alza del PIB en torno al 3 por ciento, completando 12 años de crecimiento, aunque el déficit fiscal se sitúa en el entorno del 3,5 por ciento. Pepe, que fue electo senador, no descarta presentarse a un nuevo mandato en 2019. "Si estuviera como estoy hoy, peleo", dijo a Búsqueda. "Lo que es seguro es que voy a militar todo lo que pueda".
El nuevo canciller "no es latinoamericanista"
El presidente uruguayo José Mujica aseguró que el designado canciller Rodolfo Nin Novoa, que acompañará la gestión de su sucesor Tabaré Vázquez, "no es latinoamericanista". Para Mujica, que mañana traspasará la Presidencia a Vázquez, Nin Novoa "no tendrá un perfil latinoamericanista, y (eso) puede ser una de las contradicciones que tenemos dentro del Frente Amplio". La advertencia pública evidencias las pujas internas dentro de la coalición, que reúne a un amplio abanico ideológico. Vázquez representa al sector más centrista, y Mujica al más radicalizado. "Yo voy a seguir peleando por eso, y el gobierno lo entenderá o no lo entenderá. Será de los matices que tengamos", aseguró Mujica en declaraciones que reproduce el semanario Brecha. Nin Novoa, actual senador del Frente Amplio con orígenes en el Partido Nacional, fue el vicepresidente de Vázquez durante su primer mandato entre 2005 y 2010 y desde el próximo domingo estará al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay.