A una semana de su toma de posesión, el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le brindó a Donald Trump un éxito en su campaña para transformar el sistema migratorio estadounidense: permitirá que los peticionarios de asilo permanezcan en México mientras las autoridades de Estados Unidos tramitan sus solicitudes. Esa decisión, revelada ayer por la nueva ministra de Interior mexicana, Olga Sánchez Cordero, en una entrevista en The Washington Post, convierte a México en sala de espera en el complejo proceso migratorio estadounidense. Hasta hoy, un emigrante puede entrar ilegalmente en Estados Unidos y, si pide asilo, queda libre hasta que halla un fallo sobre su caso. Aún quedan muchos detalles por ultimar, hay ansiedad entre los negociadores estadounidenses ante la posibilidad de que el acuerdo acabe colapsando y tampoco hay información oficial de cuándo podría empezar a aplicarse si se finaliza pero Sánchez Cordero, que será ministra de Interior en el gobierno de López Obrador a partir del 1º de diciembre, confirmó el acuerdo.
Lo definió como una "solución a corto plazo" y temporal. Otras dos fuentes del equipo de transición mexicano explicaron que el acuerdo simplemente "formaliza" lo que ya ocurría: con el proceso de petición de asilo ralentizado por la administración Trump y la llegada en las últimas semanas de varias caravanas, cada vez más y más migrantes centroamericanos se concentran en las localidades mexicanas fronterizas, especialmente en la ciudad de Tijuana.
El pacto fue fruto de un trabajo diplomático alejado de los focos y de las amenazas y ultimátums de Trump, que esta semana advirtió que podía llegar a cerrar totalmente la frontera con México, y cuyo gobierno dio a los más de 7.000 soldados que envió a la frontera sur el mes pasado la autorización para usar "fuerza letal".
Del otro lado, el acuerdo representa malas noticias para los migrantes que aspiran a llegar a Estados Unidos. A partir de que el plan entre en vigor, solo podrán esperar en este país su tramitación de asilo si pueden demostrar "miedo creíble" en caso de quedarse esperando en México.
El plan "Quedarse en México" podría empezar aplicándose en San Diego y luego extenderse a otros puertos de entrada en Texas y Arizona. Primero se analizará en esos puntos de entrada el "miedo creíble" y los migrantes esperarán allí a su cita en un tribunal, adonde acudirán escoltados por agentes estadounidenses. Si el juez en su caso no toma inmediatamente una decisión sobre su caso entonces serán devueltos a México para esperar esa decisión, un proceso que puede llevar meses o años. Si el juez rechaza la petición de asilo el migrante no volverá a México sino que quedará en custodia estadounidense hasta ser deportado a su país de origen.