La dirigente regional Annegret Kramp-Karrenbauer, la candidata con más opciones para suceder a la canciller Angela Merkel al frente de los democristianos alemanes, fue designada por Merkel nueva secretaria general de la Unión Cristiano Demócrata (CDU). Esa designación fue prácticamente como nombrarla su sucesora, aunque aún falta mucho para que la dirigente logre suceder a Merkel, quien gobierna Alemania desde 2005 y acaba de asegurarse otro período de cuatro años de mandato.
Kramp-Karrenbauer, primera ministra del pequeño estado del Sarre, en la frontera con Francia, se someterá a elección en el congreso extraordinario que la CDU realizará el 26 de febrero para votar sobre el acuerdo para formar gobierno con el Partido Socialdemócrata (SPD). Sucederá en el cargo a Peter Tauber, quien dimitió por razones de salud. Kramp-Karrenbauer es así la más segura sucesora de Merkel como líder del partido y futura candidata a jefa de gobierno. Suele ser comparada con Merkel por su estilo sobrio y sereno.
En una aparición conjunta ante la prensa, Merkel dijo que era "una gran suerte" poder contar con los servicios de la hasta ahora jefa de gobierno del Sarre. Merkel destacó que no era nada común que una primera ministra que ganó hace no mucho elecciones dejase la función de gobierno para dedicarse al partido.
La dirigente democristiana obtuvo un triunfo decisivo en los comicios regionales del Sarre en marzo de 2017, el campanazo inicial para una serie de derrotas de los socialdemócratas al mando de Martin Schulz que culminaron en el peor resultado histórico de ese partido en los comicios generales del 24 de septiembre. Esa secuencia terminó con los socialdemócratas negociando nuevamente una coalición con Merkel, en la que serán socios subalternos.
Kramp-Karrenbauer desafió todos los pronósticos y se alzó en esa región limítrofe con Francia con un 40,7 por ciento de los votos, frente a un 29,6 del SPD. Desde entonces gobierna por segunda vez con el SPD de socio menor.
La futura secretaria general de los democristianos dijo que en los próximos meses pondrá en marcha un debate sobre el programa de la CDU en el que serán tenidas en cuenta todas las corrientes. Esta discusión será llevada a cabo "desde las bases hasta la cúpula", anticipó. "La democracia necesita partidos populares fuertes", argumentó. La CDU debe orientarse nuevamente a obtener el 40 por ciento de los votos y no el 30 por ciento, señaló Kramp-Karrenbauer. En las elecciones generales de septiembre, la CDU obtuvo un 32,8 por ciento de los votos, su peor resultado desde 1949. Esto igualmente habilitó a Merkel, dado que su partido fue nuevamente el más votado.
La política del Sarre, a la que se conoce como "AKK" por sus iniciales, trabaja desde hace años de forma estrecha con la canciller, con la que suele ser comparada por su estilo mesurado y analítico, así como por su tenacidad y capacidad para imponer sus ideas.
Desde 2010 forma parte de la ejecutiva de la CDU y fue integrante de la delegación democristiana que negoció el acuerdo para la formación de una nueva gran coalición con los socialdemócratas.La elección de Merkel en favor "AKK" es interpretada como una señal hacia los que demandan una renovación del partido. Jens Spahn, uno de los principales críticos internos de Merkel, saludó la designación de Kramp-Karrenbauer. "Nos encontramos ante un proceso de debate importante, también en cuanto al programa".